Página 227 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Errores en el régimen alimentario
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cosas que son buenas, y que aparten de los recursos con que él los
ha prosperado y hagan su parte en sostener la causa de la verdad.
Este es un deber prescrito a todos los que no han sido llamados espe-
cialmente en palabra y en doctrina, a dedicar su tiempo a proclamar
a otros el camino de vida y de salvación.
Los que trabajan con sus manos deben alimentar sus fuerzas para
llevar a cabo ese trabajo, y también los que trabajan en palabra y
doctrina deben alimentar sus fuerzas; porque Satanás y sus ánge-
les malignos están luchando contra ellos para aniquilar sus fuerzas.
Debieran hacer reposar el cuerpo y la mente del trabajo agotador
cuando puedan hacerlo, y debieran tomar alimentos nutritivos y for-
talecedores para edificar sus fuerzas, porque se verán en la necesidad
de poner en ejercicio todas las fuerzas que tengan. Vi que no glorifi-
ca a Dios en lo mínimo que algunos de sus hijos se creen un tiempo
de angustia para sí mismos. El pueblo de Dios tiene un tiempo de
angustia ante él, y Dios lo preparará para ese temible conflicto.
Vi que sus ideas concernientes a la carne de cerd
no causarían
ningún perjuicio si ustedes las guardaran para sí mismos; pero en
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su juicio y opinión han convertido este asunto en una prueba, y sus
acciones han mostrado claramente su fe en este asunto. Si Dios
requiere que su pueblo se abstenga de consumir carne de puerco,
los convencerá acerca de ello. Está tan dispuesto a mostrar a sus
hijos honrados cuál es su deber, como lo está de mostrar su deber a
personas sobre quienes no ha depositado la carga de su obra. Si es
deber de la iglesia abstenerse de consumir carne de puerco, Dios lo
revelará a más de dos o tres personas. Él enseñará a su iglesia cuál
es su deber.
Dios está conduciendo a un pueblo y no a unas cuantas personas
separadas aquí y allá, una que cree una cosa y otra que cree otra
diferente. Los ángeles de Dios están efectuando la obra confiada a
su cuidado. El tercer ángel va a la cabeza y está purificando a un
pueblo, y éste debiera avanzar con él en forma unida. Algunos toman
Este notable testimonio fue escrito el 21 de octubre de 1858, casi cinco años antes
de la gran visión de 1863, en la cual se dio la luz concerniente a la reforma pro salud.
Cuando llegó el momento debido, se presentó el tema en una forma que pusiera en acción
a todo nuestro pueblo ¡Cuán admirable es la sabiduría y la bondad de Dios! Sería tan
errado insistir en la actualidad en que es necesario dejar la leche, la sal y el azúcar, como
lo fue insistir en el tema del puerco en 1858.—J.W.,
nota a la segunda edición
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