Filosofías vanas y engañosas
            
            
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              superior. No le dan a Dios la gloria que merece y que se le debe
            
            
              tributar a su excelsa y excelente Majestad. En esta forma Satanás
            
            
              cumple su propósito, y se complace porque los seres humanos caídos
            
            
              presuntuosamente se exaltan a sí mismos tal como Satanás se exaltó
            
            
              personalmente en el cielo y fue echado fuera. El sabe que si los seres
            
            
              humanos se exaltan a sí mismos se acarrearán su propia ruina, lo
            
            
              mismo que él.
            
            
              Satanás fracasó en su empeño de tentar a Jesús en el desierto. El
            
            
              plan de salvación pudo llevarse a cabo. Se pagó el exaltado precio
            
            
              por la redención de la humanidad. Y ahora Satanás procura destruir
            
            
              el fundamento de la esperanza cristiana y convertir las mentes hu-
            
            
              manas en canales adulterados para que no se beneficien ni se salven
            
            
              mediante el gran sacrificio que se ofreció. Induce a los seres hu-
            
            
              manos caídos, “con todo engaño de iniquidad”, a creer que pueden
            
            
              prescindir de una expiación, que no necesitan depender de un Salva-
            
            
              dor crucificado y resucitado, que los propios méritos del ser humano
            
            
              le conseguirán el favor de Dios. Y luego destruye la confianza de
            
            
              los seres humanos en la Biblia, sabiendo muy bien que cuando tiene
            
            
              éxito en eso y destruye la fe en el detector de engaños que coloca
            
            
              una marca sobre su persona, entonces él está seguro. Afirma en las
            
            
              mentes el engaño de que no existe un diablo personal, y los que
            
            
              creen en esto no llevan a cabo ningún esfuerzo para resistir y luchar
            
            
              contra lo que piensan que no existe. En esta forma los pobres y
            
            
              [266]
            
            
              ciegos mortales adoptan la máxima: “cualquier cosa que sea está
            
            
              bien”. No reconocen ninguna regla para medir su conducta.
            
            
              Satanás induce a muchos a creer que orar a Dios es inútil y única-
            
            
              mente un acto formal. Sabe muy bien cuán útiles son la meditación
            
            
              y la oración para mantener a los seguidores de Cristo despiertos para
            
            
              resistir su astucia y engaño. Mediante sus artimañas desea apartar
            
            
              la mente de este importante ejercicio espiritual, para que el alma no
            
            
              busque ayuda apoyándose en el Dios poderoso ni obtenga fortaleza
            
            
              de él para resistir los ataques del enemigo. Se me llamó la atención a
            
            
              las oraciones fervientes y eficaces del pueblo de Dios en la antigüe-
            
            
              dad. “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras,
            
            
              y oró fervientemente”
            
            
              Santiago 5:17
            
            
              . Daniel oraba a Dios tres veces
            
            
              por día. El sonido de la oración ferviente pone furioso a Satanás
            
            
              porque sabe que experimentará pérdida. Daniel fue preferido sobre
            
            
              los presidentes y los príncipes porque había en él un espíritu de