Página 337 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

Los celos y la crítica
Hermano G: En _____, usted me hizo algunas preguntas acerca
de las que he estado pensando mucho. Por mi conversación con
usted, he quedado convencida de que no comprende la parte que
ha desempeñado y la herida que ha infligido a la causa de Dios.
Lo que se me ha mostrado concerniente a su caso, me fue presen-
tado en forma vivida, y he comparado lo que se me ha mostrado
recientemente con el testimonio publicado concerniente a usted en
el Testimonio número 6, y no he podido ver que usted haya pedido
la menor disculpa por su comportamiento. Antes de su participación
en la última ola de fanatismo en Wisconsin, y de prestar su apoyo
con su influencia, no andaba rectamente ante la vista de Dios.
Hermano G, si usted hubiera seguido honradamente la luz, nunca
se hubiera embarcado en el rumbo que ha seguido. Usted ha seguido
su propio curso en forma caprichosa y obcecada, y ha confiado
en su juicio personal, rehusando dejarse guiar. El Señor le envió
ayuda, pero la rechazó. ¿Qué más pudo haber hecho el cielo por
usted? Cuando ha juzgado que otras personas eran consideradas más
altamente que usted, se ha sentido insatisfecho e irritado, y se ha
puesto displicente y reservado, como un niño malcriado. Ha deseado
[280]
ser tenido en alta estima, pero ha adoptado un comportamiento que lo
rebaja notablemente ante la estima de las personas cuya aprobación
busca.
Antes de su comportamiento fanático, sentía usted celos de los de
Battle Creek, y ha hecho observaciones que han suscitado sospechas.
Ha sentido celos de mi esposo y de mí misma, y ha supuesto la
existencia de algún mal. La envidia y la sospecha se han unido. Bajo
una apariencia de rectitud, usted ha sugerido dudas con respecto
a las acciones de los que soportan la carga de la obra en Battle
Creek, y ha hecho observaciones indirectas con respecto a asuntos
que usted ignoraba completamente y que era totalmente incapaz de
juzgar objetivamente. No se ha colocado sobre usted la carga de la
responsabilidad. Se me mostró que Dios no elegiría a una persona
333