Página 387 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La rebelión
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malvado, éste se hundirá hasta el nivel de las bestias. La tierra se
torna cada vez más corrompida.
En la última elección, muchos estuvieron enceguecidos y fueron
grandemente engañados, y su influencia se utilizó para colocar en
puestos de autoridad a hombres que pasan por alto el mal, hombres
que son capaces de presenciar sin conmoverse una gran cantidad de
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aflicción y miseria, cuyos principios son corrompidos, que simpati-
zan con los del Sur y están dispuestos a mantener la esclavitud en su
estado actual.
En el ejército del Norte ocupan posiciones de confianza hombres
que son rebeldes de corazón, que no aprecian la vida de un soldado
más que la vida de un perro. Pueden ver sin conmoverse a miles de
hombres despedazados, mutilados y agonizantes. Los oficiales del
ejército del Sur están recibiendo constantemente información con
respecto a los planes del ejército del Norte. Los oficiales del Norte
han recibido información correcta con respecto a los movimientos
y aproximación de los rebeldes, la cual ha sido desatendida porque
el informante era un negro. Y por descuidar su preparación para el
ataque, las fuerzas de la unión han sido sorprendidas y casi destro-
zadas, o lo que es tan malo, muchos de los pobres soldados han sido
tomados prisioneros para sufrir más que la muerte.
Si existiera unidad en el ejército del Norte, esta rebelión pronto
cesaría. Los rebeldes saben que tienen simpatizantes en todo el ejér-
cito del Norte. Las páginas de la historia se están tornando cada vez
más oscuras. Hombres leales, que no tenían simpatía con la rebe-
lión, o con la esclavitud que la ha causado, han sido engañados. Su
influencia ha ayudado a colocar en puestos de autoridad a hombres
con principios a los cuales ellos se oponían.
Todo se está preparando para el gran día de Dios. El tiempo
durará un poquito más hasta que los habitantes de la tierra hayan
llenado su copa de iniquidad, y entonces la ira de Dios, que ha estado
dormida durante tanto tiempo, despertará, y esta tierra de luz beberá
la copa de su ira sin mezcla. El poder desolador de Dios está sobre
la tierra para destruir. Los habitantes de la tierra serán afectados por
la espada, por el hambre y la pestilencia.
Muchísimos hombres que ocupan puestos de autoridad, genera-
les y oficiales, obran en conformidad con instrucciones comunicadas
por espíritus. Los espíritus de demonios, profesando ser soldados