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              Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
            
            
              muertos y hábiles generales, se comunican con hombres que ocupan
            
            
              puestos de autoridad y controlan muchos de sus movimientos. Un
            
            
              general tiene instrucciones de esos espíritus para hacer movimientos
            
            
              especiales, y se congratula con la esperanza de tener éxito. Otro
            
            
              recibe instrucciones que difieren ampliamente de las que fueron
            
            
              dadas al primero. En algunos casos, los que siguen las instrucciones
            
            
              ganan la victoria, pero más frecuentemente experimentan derrota.
            
            
              [325]
            
            
              Los espíritus a veces hacen a estos jefes un relato de aconteci-
            
            
              mientos que ocurrirán en batallas en las que ellos están por participar,
            
            
              y hablan de individuos que caerán en la batalla. En algunos casos
            
            
              ocurre lo que esos espíritus predijeron, lo cual fortalece la fe de
            
            
              aquellos que creen en las manifestaciones espiritistas. Y cuando se
            
            
              descubre que no se ha impartido la información correcta, los espíri-
            
            
              tus engañosos dan explicaciones que son aceptadas. El engaño sobre
            
            
              las mentes es tan grande que muchos dejan de percibir a los espíritus
            
            
              mentirosos que los están conduciendo a una destrucción cierta.
            
            
              El principal de los rebeldes, Satanás, está familiarizado con las
            
            
              transacciones de esta guerra y dirige a sus ángeles para que perso-
            
            
              nifiquen a generales muertos, imiten sus modales y manifiesten sus
            
            
              rasgos de carácter peculiares. Y los dirigentes del ejército realmente
            
            
              creen que los espíritus de sus amigos y de los soldados muertos,
            
            
              los padres de la Guerra de la Revolución, los están guiando. Si no
            
            
              se encontraran bajo un engaño poderoso y fascinador, comenzarían
            
            
              a pensar que los guerreros que supuestamente están en el cielo no
            
            
              manifestaron un mando adecuado y de éxito, o bien que olvidaron
            
            
              su famosa habilidad bélica terrena.
            
            
              En lugar de que los dirigentes de esta guerra confíen en el Dios
            
            
              de Israel y dirijan sus ejércitos para que confíen en el único que
            
            
              podría librarlos de sus enemigos, la mayoría busca información de
            
            
              parte del príncipe de los demonios y confía en él.
            
            
              Deuteronomio
            
            
              32:16-22
            
            
              . El ángel dijo: “¿Cómo puede Dios prosperar a un pueblo
            
            
              como éste? Si ellos buscaran a Dios y confiaran en él, si tan sólo
            
            
              vinieran donde él puede ayudarlos, de acuerdo con su propia gloria,
            
            
              él lo haría prestamente”.
            
            
              Vi que Dios no entregará el ejército del Norte completamente
            
            
              en manos de rebeldes, para que sea totalmente destruido por sus
            
            
              enemigos. Se me llamó la atención a (
            
            
              Deuteronomio 32:26-30
            
            
              ): “Yo
            
            
              había dicho que los esparciría lejos, que haría cesar de entre los