Página 388 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
muertos y hábiles generales, se comunican con hombres que ocupan
puestos de autoridad y controlan muchos de sus movimientos. Un
general tiene instrucciones de esos espíritus para hacer movimientos
especiales, y se congratula con la esperanza de tener éxito. Otro
recibe instrucciones que difieren ampliamente de las que fueron
dadas al primero. En algunos casos, los que siguen las instrucciones
ganan la victoria, pero más frecuentemente experimentan derrota.
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Los espíritus a veces hacen a estos jefes un relato de aconteci-
mientos que ocurrirán en batallas en las que ellos están por participar,
y hablan de individuos que caerán en la batalla. En algunos casos
ocurre lo que esos espíritus predijeron, lo cual fortalece la fe de
aquellos que creen en las manifestaciones espiritistas. Y cuando se
descubre que no se ha impartido la información correcta, los espíri-
tus engañosos dan explicaciones que son aceptadas. El engaño sobre
las mentes es tan grande que muchos dejan de percibir a los espíritus
mentirosos que los están conduciendo a una destrucción cierta.
El principal de los rebeldes, Satanás, está familiarizado con las
transacciones de esta guerra y dirige a sus ángeles para que perso-
nifiquen a generales muertos, imiten sus modales y manifiesten sus
rasgos de carácter peculiares. Y los dirigentes del ejército realmente
creen que los espíritus de sus amigos y de los soldados muertos,
los padres de la Guerra de la Revolución, los están guiando. Si no
se encontraran bajo un engaño poderoso y fascinador, comenzarían
a pensar que los guerreros que supuestamente están en el cielo no
manifestaron un mando adecuado y de éxito, o bien que olvidaron
su famosa habilidad bélica terrena.
En lugar de que los dirigentes de esta guerra confíen en el Dios
de Israel y dirijan sus ejércitos para que confíen en el único que
podría librarlos de sus enemigos, la mayoría busca información de
parte del príncipe de los demonios y confía en él.
Deuteronomio
32:16-22
. El ángel dijo: “¿Cómo puede Dios prosperar a un pueblo
como éste? Si ellos buscaran a Dios y confiaran en él, si tan sólo
vinieran donde él puede ayudarlos, de acuerdo con su propia gloria,
él lo haría prestamente”.
Vi que Dios no entregará el ejército del Norte completamente
en manos de rebeldes, para que sea totalmente destruido por sus
enemigos. Se me llamó la atención a (
Deuteronomio 32:26-30
): “Yo
había dicho que los esparciría lejos, que haría cesar de entre los