Página 399 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

Peligros y deber de los ministros
395
ralidad a los predicadores y la causa. En cuanto los predicadores
abandonaron su oposición y dejaron de ser estorbos, los miembros
respondieron sinceramente al llamamiento y valoraron el sistema.
Todo se facilita y resulta beneficioso para los predicadores, lo que
les permite trabajar libres de preocupaciones. Nuestros hermanos
han aceptado el sistema de la dadivosidad con una actitud de buena
voluntad e interés que no se encuentra en ninguna otra clase de
personas. Pero Dios manifiesta su desagrado con los predicadores
que ahora se quejan y no emplean la totalidad de sus energías en la
promoción de esta obra tan importante. Aunque no tienen excusas,
algunos están engañados y piensan que están sacrificando demasiado
y pasando un tiempo difícil, cuando en realidad no saben nada de
lo que es el sufrimiento, la negación de sí mismo y la necesidad. Es
posible que con frecuencia se sientan cansados; pero se sentirían
igualmente fatigados si dependieran del trabajo manual para obtener
su sustento.
Algunos han pensado que sería más fácil para ellos trabajar
con sus manos, y con frecuencia han expresado su preferencia de
hacer eso. Tales personas ignoran de qué están hablando. Se están
engañando a sí mismos. Algunos tienen que sostener familias que
les resultan muy caras, y no tienen habilidad como administradores.
No comprenden que están en deuda con la causa de Dios por sus
hogares y todo lo que poseen. No han comprendido lo que cuesta
vivir. Si se dedicaran a realizar trabajos manuales no estarían libres
de preocupaciones y cansancio. Mientras trabajan para sostener a
su familia no podrían sentarse a disfrutar del calor de una estufa. El
hombre que trabaja manualmente para sustentar a los suyos, dispone
sólo de pocas horas, llenas de fatiga, para dedicarlas a su familia en el
hogar. Algunos ministros detestan el trabajo diligente, por lo que han
manifestado sentimientos de insatisfacción, lo cual no es razonable.
Dios ha registrado todo pensamiento, palabra y sentimiento de queja.
El cielo es insultado por esta manifestación de debilidad y falta de
dedicación a la causa de Dios.
Algunos han escuchado al tentador y han expresado su incredu-
lidad, y así han perjudicado la causa. Satanás se siente con derechos
sobre ellos, porque no se han librado de su trampa. Se han compor-
tado como niños que ignoran totalmente las artimañas del tentador.
[336]
Han tenido experiencia suficiente y debieran haber comprendido su