Página 400 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
forma de actuar. El ha infiltrado sus mentes con dudas, y en vez de
rechazarlas de inmediato, han razonado y dialogado con el archien-
gañador, y han escuchado su argumentación, como si la serpiente
antigua los hubiera fascinado. Unos pocos pasajes bíblicos que no
fueron perfectamente explicados a su satisfacción bastaron para sa-
cudir la estructura de la verdad y oscurecer los hechos más claros de
la Palabra de Dios. Estos hombres son mortales que están en el error.
Carecen de sabiduría y conocimiento perfectos de las Escrituras.
Algunos pasajes han sido puestos fuera del alcance de la mente
humana, hasta que Dios elija el tiempo apropiado para revelarlos,
según su propia sabiduría. Satanás ha estado conduciendo a algunos
por una senda que termina inevitablemente en la infidelidad. Han
permitido que su incredulidad anuble la armoniosa y gloriosa cadena
de la verdad, y han actuado como si fuera prerrogativa suya resolver
todos los pasajes difíciles de las Escrituras, y si nuestra fe no les
permitía que lo hicieran, la han considerado fallada.
Vi que quienes tienen un corazón maligno que abriga la incredu-
lidad dudarán y considerarán que dudar de la Palabra de Dios es un
acto de nobleza y virtud. Los que consideran que el uso de argucias
o sutilezas es una virtud, encontrarán amplia oportunidad para no
creer en la inspiración y la verdad de la Palabra de Dios. Dios no
obliga a nadie a creer. Pueden elegir confiar en las evidencias que él
se ha complacido en dar, o bien pueden dudar, cavilar y perecer.
Se me mostró que los que se encuentran perturbados por dudas e
infidelidad, no debieran ir a trabajar por otros. Lo que se encuentra
en la mente debe salir hacia afuera; pero no comprenden el efecto
de una insinuación o de la expresión de una duda insignificante.
Satanás convierte eso en una flecha dentada. Obra como un veneno
de acción lenta, el cual envenena todo el organismo antes de que
la víctima se percate del peligro que corre; socava un organismo
vigoroso y finalmente causa la muerte. Eso sucede con el veneno
de la duda y la incredulidad en los hechos contenidos en la Biblia.
Alguien que posee influencia sugiere a otras personas lo que Sa-
tanás le ha insinuado, a saber, que un pasaje bíblico contradice a
otro; y así, alardeando de sabiduría, como si hubiera descubierto
algún misterio maravilloso que había permanecido oculto de los
creyentes y los santos desde antiguo, arroja densas tinieblas en otras
mentes. Así pierden el sabor grato que antes sentían por la verdad