Página 434 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
espíritu altivo, y acusaban a los que no concordaban con ellos de ser
orgullosos y de resistir la verdad y el poder de Dios.
A los santos ángeles les ha desagradado y repugnado la forma
irreverente como muchos han empleado el nombre de Dios, el gran
Jehová. Los ángeles pronuncian ese nombre sagrado con mucha
reverencia, y siempre velan su rostro cuando lo hacen; y el nombre
de Cristo es tan sagrado para ellos que lo pronuncian con la mayor
reverencia. Pero no sucede así con el espíritu y la influencia que
acompañan al movimiento que estableció la fecha de 1854; son
totalmente opuestos. Algunos que todavía se encuentran bajo la
misma influencia hablan de Dios como si fuera un caballo o cual-
quier otra cosa común. En sus oraciones emplean las palabras Dios
Todopoderoso en forma vulgar e irreverente. Quienes hacen esto no
tienen noción del exaltado carácter de Dios, de Cristo o de las cosas
celestiales.
Se me mostró que cuando Dios enviaba a sus ángeles en tiempos
pasados a ministrar o a comunicarse con ciertas personas, y éstas
comprendían que habían visto a un ángel y hablado con él, expe-
rimentaban una gran reverencia y pensaban que morirían. Poseían
un concepto tan exaltado de la terrible majestad y poder de Dios,
que pensaban que serían destruidos al ponerse en estrecho contacto
con un ser que procedía directamente de la presencia divina. Se me
refirió a (
Jueces 13:21-22
): “Entonces conoció Manoa que era el
ángel de Jehová. Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos,
porque a Dios hemos visto”. (
Jueces 6:22-23
): “Viendo entonces
Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he
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visto al ángel de Jehová cara a cara. Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no
tengas temor, no morirás”. (
Josué 5:13-15
): “Estando Josué cerca de
Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual
tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué yendo hacia él
le dijo: ¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? El respon-
dió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.
Entonces Josué, postrándose sobre su rostro, en tierra, le adoró; y
le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? Y el Príncipe del ejército
de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el
lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”. Si los ángeles eran
temidos y reverenciados de ese modo porque venían de la presencia