Página 435 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La causa en el este
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de Dios, con cuánto más respeto y reverencia habría que tratar a
Dios.
Muchas de las personas que se convirtieron por influencia del
movimiento de 1854 necesitan volver a convertirse; y esto requiere
diez veces más trabajo para corregir los conceptos erróneos y pertur-
badores recibidos de sus maestros y para conducirlos a la aceptación
de la verdad sin mezcla con error, que el que se hubiera requerido
al comienzo para fundamentarlos en el mensaje del tercer ángel.
Esta clase de personas debe desaprender antes de poder aprender
correctamente, porque si no fuera así, las malezas ponzoñosas del
error crecerían en abundancia y ahogarían las preciosas plantas de la
verdad. El error debe ser desarraigado en primer lugar a fin de que
el suelo esté preparado para que la semilla brote y produzca fruto
para gloria de Dios.
El único remedio para la situación que impera en el Este es
disciplina y organización. Un espíritu de fanatismo ha regido a
cierta clase de observadores del sábado [del Este de los Estados
Unidos]; han bebido tan sólo pocos sorbos de la fuente de verdad,
y no conocen el espíritu del mensaje del tercer ángel. Nada puede
hacerse por esta clase hasta que corrija sus opiniones fanáticas.
Algunos de los que militaron en el movimiento de 1854 han traído
consigo conceptos erróneos, como la idea de que los réprobos no
resucitarán, y la era del futuro; y procuran unir estos puntos de vista
y su experiencia pasada con el mensaje del tercer ángel. No pueden
hacerlo porque no existe ningún lugar común entre Cristo y Belial.
La idea de que los malos no resucitarán y sus conceptos peculiares
de la era del futuro, son burdos errores que Satanás ha introducido
entre las herejías de los últimos días para utilizarlos a fin de arruinar
a las almas. Estos errores no pueden armonizar con el mensaje del
tercer ángel.
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Algunas de estas personas tienen manifestaciones de lo que lla-
man dones, y dicen que el Señor las ha colocado en la iglesia. Hablan
en una jerigonza incomprensible que llaman la lengua desconocida,
y que lo es no sólo para el hombre, sino para el Señor y todo el cielo.
Estos dones son fabricados por hombres y mujeres ayudados por el
gran engañador. El fanatismo, la falsa agitación, el falso hablar en
lenguas y los servicios ruidosos han sido considerados dones que
Dios ha colocado en la iglesia. Algunos han sido engañados. El fruto