Página 438 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
atropellar a cualquiera que se proponga reprenderlas. El Espíritu de
Dios no está en esta obra y no acompaña a tales obreros. Ellos tienen
otro espíritu. Sin embargo, estos predicadores tienen éxito entre
cierta clase. Pero esto multiplicará el trabajo de aquellos siervos a
quienes Dios envíe, que estén preparados para presentar a la gente el
sábado y los dones en su debido marco, y cuya influencia y ejemplo
sean dignos de imitación.
La verdad debe ser presentada de una manera que la haga atrac-
tiva para el espíritu inteligente. No se nos comprende como pueblo,
sino que se nos considera como personas degradadas, de intelecto
débil y humilde condición [ésta era la situación en 1864]. Por lo
tanto, cuán importante es que todos los que enseñan la verdad y
todos los que la creen estén de tal manera afectados por su influencia
santificadora que su vida consecuente y elevada demuestre a los
incrédulos que han estado equivocados con respecto a este pueblo.
Cuán importante es que la causa de la verdad quede despojada de
todo lo que se parezca a una excitación falsa y fanática, a fin de que
la verdad se destaque por sus propios méritos, revelando su pureza
original y su carácter excelso.
Vi que es sumamente importante que aquellos que prediquen
la verdad posean modales refinados, y rehuyan las rarezas y excen-
tricidades, y presenten la verdad en su pureza y claridad. Se me
refirió a (
Tito 1:9
): “Retenedor de la palabra fiel tal como ha sido
enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y
convencer a los que contradicen”. En el (
versículo 16
), Pablo habla
de una clase que profesa conocer a Dios, pero lo niega por sus obras,
siendo “reprobados en cuanto a toda buena obra”. Exhorta así a
Tito: “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en
el amor, en la paciencia... Exhorta asimismo a los jóvenes a que
sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas
obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana
e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga
nada malo que decir de vosotros”.
Tito 2:1-8
. Esta instrucción fue
escrita para beneficio de todos aquellos a quienes Dios ha llamado
a predicar la Palabra y también para beneficio de sus hijos que lo
oyen.
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