Página 478 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La reforma en la manera de vesti
Queridos hermanos y hermanas: La razón por la que vuelvo
a presentar el tema sobre la manera de vestir, es que algunos no
han comprendido lo que escribí anteriormente. Se procura—tal vez
por parte de quienes no desean creer lo que he escrito—introducir
confusión en nuestras iglesias con referencia a este importante tema.
He recibido numerosas cartas en las que se habla de dificultades,
y que no he tenido tiempo de contestar. Ahora, para responderlas
presento las siguientes declaraciones, las cuales espero que aclaren
definitivamente el tema, por lo menos en lo que concierne a mis
testimonios.
Algunos sostienen que lo que escribí en el “Testimonio para
la iglesia n
o
10” no concuerda con mi testimonio publicado en la
revista
How to Live
(Cómo vivir). Ambos fueron escritos desde el
mismo punto de vista, de manera que no se trata de dos modos de
ver diferentes y contradictorios, como algunos pueden imaginar; si
existe alguna diferencia es simplemente en la forma de expresión. En
el “Testimonio para la iglesia n
o
10”, hice la siguiente declaración:
“No debiera darse a los no creyentes ocasión para vituperar nues-
tra fe. Se nos considera raros y singulares, por lo que no debiéramos
tener comportamientos que induzcan a los no creyentes a pensar que
somos más raros de lo que nuestra fe requiere que seamos. Algunos
que creen la verdad pueden pensar que será más saludable para las
hermanas adoptar el traje norteamericano, pero si ese estilo de moda
destruye nuestra influencia entre los no creyentes y no nos permite
tener acceso fácil a ellos, por ningún motivo debiéramos adoptarlo,
aunque eso nos acarree sufrimiento. Pero algunos están engañados
al pensar que se puede recibir tanto beneficio de este traje. Aunque
pueda hacer bien a algunos, es perjudicial para otros.
“Vi que los que adoptan el traje norteamericano han revertido
la orden de Dios y han desobedecido sus instrucciones especiales.
Se me refirió a (
Deuteronomio 22:5
): ‘No vestirá la mujer traje de
Véase el Apéndice.
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