Página 483 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La reforma en la manera de vestir
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protegidas como las tienen los hombres. Esto lo pueden conseguir
usando pantalones forrados que terminen recogidos con una cinta
para ser atados alrededor de los tobillos, o bien que tengan un ancho
parejo hasta abajo disminuyendo de ancho al final hasta ajustarse
debajo de los tobillos, a la altura de los zapatos. Las piernas y tobillos
así quedan protegidos contra las corrientes de aire. Si los pies y las
piernas se mantienen protegidos con ropa abrigadora, la circulación
se igualará y la sangre permanecerá pura y saludable porque no se
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enfría ni se entorpece la circulación por el cuerpo”.
La dificultad principal para muchas mujeres es el largo del vesti-
do. Algunas insisten en que “la parte de arriba de la bota” se refiere
a la parte de arriba de las botas como las que usan los hombres, que
casi llegan hasta las rodillas. Si las mujeres tuvieran la costumbre
de usar esa clase de botas, entonces no habría que culparlas por
entender las cosas como las entienden; pero como las mujeres en
general no usan esa clase de botas, no tienen derecho de entenderlo
en la forma como lo han pretendido.
Con el fin de demostrar cuál ha sido mi intención, y que existe
armonía entre mis testimonios acerca de este tema, a continuación
presentaré un extracto tomado de manuscritos que escribí hace unos
dos años:
“Desde que el artículo sobre la manera de vestir se publicó en la
revista
How to Live
(Cómo vivir), algunas personas han compren-
dido mal la idea que yo deseaba presentar. Han puesto énfasis en
el significado extremo de lo que escribí concerniente al largo de
los vestidos, y es evidente que este asunto les ha causado una gran
preocupación. Su comprensión distorsionada de este asunto los ha
llevado a debatir el tema del acortamiento de los vestidos hasta que
su visión espiritual ha quedado tan confundida que sólo pueden ver a
‘los hombres como árboles’ que andan. Pensaron que habían detec-
tado una contradicción en mi artículo sobre la vestimenta publicado
recientemente en
How to Live
y otro artículo sobre el mismo tema
contenido en el “Testimonio para la iglesia n
o
10”. Debo sostener
que soy el mejor juez de las cosas que se me han presentado en
visión; y nadie debe temer que con mi vida vaya a contradecir mi
propio testimonio, o que deje de notar cualquier contradicción real
que hubiere en los asuntos que se me han dado.