Página 507 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La reforma pro salud
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que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación
de la carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios”.
2 Corintios 7:1
. La glotonería es un pecado predominante
de esta época. El apetito sensual esclaviza a hombres y mujeres.
Nubla su intelecto y entorpece la sensibilidad moral a tal punto que
la persona deja de apreciar las sagradas y elevadas verdades de la
Palabra de Dios. Las tendencias más bajas han gobernado a hombres
y mujeres.
Los miembros del pueblo de Dios deben conocerse a sí mismos si
han de ser aptos para el traslado al cielo. Deben comprender todo lo
relacionado con su propia estructura física, para poder exclamar con
el salmista: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus
obras”.
Salmos 139:14
. Su apetito siempre debiera estar controlado
por las facultades morales e intelectuales. El cuerpo debiera ser
siervo de la mente, y no la mente del cuerpo.
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Se me mostró que ante nosotros hay una obra mucho más im-
portante que debemos hacer, de la cual ni siquiera tenemos idea,
si es que deseamos asegurar la salud colocándonos en la debida
relación con la vida. El Dr. A ha estado haciendo una importante y
excelente obra en el tratamiento de la enfermedad e iluminando a
quienes han pasado toda su vida en la ignorancia con respecto a la
relación que la comida, la bebida y el trabajo tienen con la salud. En
su misericordia, Dios ha dado luz a su pueblo a través de su humil-
de instrumento, en cuanto a que, para poder vencer la enfermedad
se debe controlar el apetito y practicar la temperancia en todo. El
Señor ha puesto mucha luz en su camino. ¿Cómo podrían los que
están “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación
gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a
sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras” (
Tito 2:13, 14
),
estar más atrasados que los religiosos de la actualidad, los cuales no
tienen fe en la pronta venida de nuestro Salvador?
El pueblo peculiar que él está purificando para sí mismo a fin
de trasladarlo al cielo sin que experimente la muerte, no debiera ir
a la zaga de otros en la práctica de buenas obras. En sus esfuerzos
por limpiarse a sí mismos de toda contaminación de la carne y el
espíritu y perfeccionar la santidad en el temor de Dios, debieran