Página 528 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
rodeará. El amor a Dios y los semejantes fluye naturalmente en las
palabras de afecto, simpatía y estima por sus hermanos. La paz de
Dios impera en sus corazones; sus palabras no son vanas, vacías
ni frívolas, sino que tienden al consuelo y la edificación mutuos.
Si los cristianos obedecen las instrucciones dejadas para ellos por
Cristo y sus apóstoles inspirados, adornarán la religión de la Biblia
y se ahorrarán severas pruebas y abundante confusión, que atribuyen
a aflicciones que experimentan por creer en una verdad que no es
popular. Este es un error lamentable. Muchas de sus pruebas son
creadas por ellos mismos porque se alejan de la Palabra de Dios.
Ceden al mundo, se colocan en el campo de batalla del enemigo
y tientan al diablo a que los tiente a ellos. Los que se adhieren es-
trictamente a las amonestaciones e instrucciones de la Palabra de
Dios, y buscan con oración conocer y practicar su justa voluntad, no
sienten las pequeñas cosas desagradables que ocurren todos los días.
La gratitud que los llena y la paz de Dios que impera en ellos, los
induce a entonar en sus corazones alabanzas al Señor, y hablar de la
deuda de amor y agradecimiento que tienen con su amado Salvador,
quien los amó tanto que murió para que pudieran vivir. Nadie en
cuyo interior more el Salvador lo deshonrará ante otras personas
interpretando música instrumental que aparte la mente de Dios y el
cielo para fijarla en cosas livianas e insubstanciales.
Se requiere que cualquier cosa que hagan los jóvenes, ya sea
de palabra o acción, lo hagan todo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios y Padre por él. Vi que sólo pocos jóvenes
comprenden lo que significa ser cristianos, ser como Cristo. Tendrán
que aprender las verdades de la Palabra de Dios antes de que puedan
ajustar sus vidas al Modelo. No hay un solo joven en veinte que
haya experimentado en su vida la separación del mundo que el Señor
requiere de todos los que se convierten en miembros de su familia,
en hijos del Rey celestial. “Por lo cual, salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré. Y
seré para vosotros por Padre y vosotros me seréis hijos e hijas, dice
el Señor Todopoderoso”.
2 Corintios 6:17-18
.
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¡Qué promesa grandiosa se hace aquí basada en la obediencia!
¿Tenéis que separaros de vuestros amigos y parientes cuando decidís
obedecer las exaltadas verdades de la Palabra de Dios? Animaos
porque Dios ha hecho provisión para vosotros y sus brazos están