Página 532 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La recreación entre los cristianos
Se me mostró que, como pueblo, los observadores del sábado tra-
bajan demasiado sin permitirse variaciones o períodos de descanso.
La recreación es necesaria para los que se ocupan en faenas físicas y
es aún más esencial para la gente cuya labor es mayormente mental.
No es esencial para nuestra salvación ni para la gloria de Dios el
mantener nuestra mente trabajando constante y excesivamente, aun
sobre temas religiosos. Hay recreaciones como el baile, juego de
barajas, damas, ajedrez, etc., que no podemos aprobar porque Dios
las condena. Este tipo de recreación abre la puerta para cosas peores.
No son beneficiosas en su tendencia sino que tienen una influen-
cia excitante, haciendo surgir en algunas mentes una pasión por
ciertos juegos que conducen a los juegos de azar y a la disipación.
Todos esos tipos de juegos deben ser condenados por los cristianos,
y substituidos por otros que son perfectamente sanos.
Vi que no deberíamos emplear nuestros días festivos imitando las
prácticas del mundo. Sin embargo, no deberían pasar inadvertidos,
pues causará insatisfacción a nuestros hijos. En esos días cuando
existe el peligro de que nuestros hijos sean expuestos a influencias
malignas y corrompidos por los placeres y excitaciones del mundo,
que los padres se ingenien algo que tome el lugar de recreaciones
más peligrosas. Actuad para que vuestros hijos comprendan que
tenéis en cuenta su bienestar y felicidad.
Que se unan varias familias que viven en la ciudad o aldea y
dejen las ocupaciones que los han agotado física y mentalmente,
y hagan una excursión al campo, al lado de un bello lago o a una
linda arboleda donde el paisaje es hermoso. Deben llevar alimentos
sencillos e higiénicos, las mejores frutas y granos, y colocar sus
mesas debajo de algún árbol o bajo el pabellón del cielo. Los paseos
a caballo, el ejercicio, y el escenario despertarán el apetito, y pueden
disfrutar un refrigerio que los reyes envidiarían.
En ocasiones semejantes, padres e hijos deberían sentirse libres
de preocupaciones, faenas y perplejidades. Los padres deberían ser
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