Página 535 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La recreación entre los cristianos
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edificación de aquellos que tienen el privilegio de escucharlo. Este
cambio lo sacará del encierro y lo expondrá al aire libre. Su sangre
fluye lentamente por sus venas, por falta del aire vivificante del cielo.
El ha realizado bien su trabajo en la oficina, pero le ha hecho falta la
influencia energizadora del aire puro y de los rayos solares a campo
abierto para hacer su trabajo aún más espiritual y vivificador.
El 5 de junio de 1863, se me mostró que mi esposo debía preser-
var su fortaleza y salud, porque el Señor aun tenía una gran obra para
hacer a través de nosotros. En su providencia habíamos obtenido
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experiencia en esta obra desde el mismo comienzo y por lo tanto,
nuestras tareas serían de gran beneficio a su causa. Vi que el trabajo
constante y excesivo de mi esposo estaba agotando sus reservas
de fortaleza que el Señor le había preservado; que si él continuaba
sobrecargando sus energías físicas y mentales como lo había estado
haciendo, estaría usando sus futuros recursos de fortaleza y agotando
su capital. Se quebrantaría prematuramente y la causa de Dios sería
privada de sus servicios. La mayor parte del tiempo lo utilizaba en
trabajos de oficina que otros podían realizar, o estaba envuelto en
transacciones comerciales que debía evitar. Dios deseaba que ambos
reserváramos nuestra fortaleza para ser usada cuando fuera requerida
en forma especial para hacer aquella obra que otros no podían hacer,
y para la cual él nos había capacitado, preservado nuestra vida, y
otorgado una experiencia de valor; de esta manera podríamos ser de
beneficio a su pueblo.
No hice esto público porque fue dado a nosotros en forma es-
pecial. Si a esta advertencia se le hubiera prestado cabal atención,
la aflicción bajo la cual mi esposo ha sufrido tanto hubiera sido
evitada. La obra de Dios era urgente, y parecía no permitir tregua
o separación de ella. Mi esposo parecía forzado al trabajo cons-
tante, agotador. La ansiedad por sus hermanos obligados a prestar
el servicio militar y también concerniente a la rebelión en Iowa,
mantuvo su mente continuamente en tensión, y sus energías físicas
se le agotaron totalmente. En vez de tener sosiego, las cargas nunca
fueron menos livianas; y la preocupación, en vez de reducirse, fue
multiplicada. Pero, ciertamente había una vía de escape, o Dios no
habría advertido lo que advirtió, ni le habría permitido quebrantarse
bajo el agotamiento. Vi que si él no hubiera sido sostenido en forma
especial por Dios, habría experimentado la postración de sus fuerzas