Página 536 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
físicas y mentales mucho más temprano. Cuando Dios expresa algo,
eso es lo que él quiere decir. Cuando él advierte, las personas aludi-
das tienen el deber de prestar atención. La razón por la cual hablo
ahora públicamente es porque la misma advertencia que le fue dada
a mi esposo ha sido dada a otros asociados con la oficina. Vi que, a
menos que cambien su curso de acción, son igualmente responsables
de ser abatidos como fue mi esposo. No deseo que otros sufran como
mi esposo. Pero a lo que debe temérsele mayormente es que ellos
se perderán por un tiempo para la causa y la obra de Dios, cuando
tanto se necesitan la ayuda e influencia de todos.
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Los individuos asociados con la oficina no pueden soportar
la cantidad de preocupaciones y faenas que mi esposo ha llevado
por años. No tienen la constitución, la reserva para sacar de allí,
como mi esposo la tenía. Nunca pueden soportar las perplejidades
y la labor constante, agotadora que lo ha sobrecogido y que ha
llevado por veinte años. No puedo soportar el pensamiento de que
algunos en la oficina vayan a sacrificar su fuerza y salud por culpa
del trabajo excesivo, terminando así prematuramente su utilidad, y
viéndose incapacitados para trabajar en la viña del Señor. No se trata
simplemente de los recolectores de frutas; todos los que insisten
en continuar cavando alrededor de las plantas, regándolas, podando
y animando al afligido, llevando los sarmientos, y dirigiendo sus
zarcillos para que torciéndose se entrelacen en el verdadero enrejado,
el apoyo seguro, son obreros de cuya labor no se puede prescindir.
Los hermanos en la oficina sienten que no pueden dejar el trabajo por
unos días para variar y recrearse; pero eso es un error. Ellos pueden
y deben hacerlo. Aun si no se lograra mucho, sería mejor salir por
unos días, que verse postrados por la enfermedad y separados del
trabajo por meses, y tal vez no poder volver.
Mi esposo pensaba que era erróneo de su parte emplear tiempo
en recrearse socialmente. No podía dejar de trabajar para descansar.
Pensaba que el trabajo de la oficina se atrasaba si lo hacía. Pero
cuando le vino el golpe, causándole postración física y mental, el
trabajo tenía que llevarse adelante sin él. Vi que los hermanos que
llevaban tareas de responsabilidad en la oficina deberían trabajar
sobre un plan diferente y hacer sus arreglos para cambiar. Si se
necesita más ayuda, obtenedla y que se dé el alivio a aquellos que
sufren constante confinamiento y trabajo mental. Debieran asistir a