Página 540 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
represente el vestido como debiera ser representado, todas las perso-
nas cándidas están forzadas a admitir que es modesto y conveniente.
En algunas de nuestras iglesias he visto toda clase de reformas en el
vestir. Sin embargo, ninguna responde a la descripción que se me ha
presentado. Algunas aparecen con pantalones blancos de muselina,
mangas blancas y vestidos de terciopelo oscuro y un chaleco con
la misma descripción del vestido. Algunas tenían un vestido calicó
con pantalones cortados de acuerdo a su propia moda, no de acuerdo
al patrón, sin almidón o tensor para darles forma y colgando cerca
de los hombros. No hay ciertamente nada en estos vestidos que
manifieste gusto u orden. Tal vestido no se recomendará al buen
juicio de personas mentalmente sensibles. Es un vestido deformado
en todo el sentido de la palabra.
Ciertas hermanas con esposos no creyentes que se oponen a la
moda del vestido corto, han solicitado mi consejo respecto a adoptar
tal vestido, contrario a los deseos de éstos. Les aconsejo que esperen.
No considero el asunto del vestir de tan vital importancia como el
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sábado. Respecto a esto último, no puede haber vacilación. Pero la
oposición que muchas tendrían que enfrentar si adoptaran la reforma
en el vestir sería más injuriosa a la salud que el beneficio que se
derivaría del vestido. Varias hermanas me han dicho: “A mi esposo
le gusta su vestido; dice que no tiene una sola palabra de crítica”.
Esto me ha conducido a ver la necesidad de que nuestras hermanas
representen la reforma en el vestir rectamente, manifestando pulcri-
tud, orden y uniformidad en el vestir. Tendré patrones preparados
para llevar conmigo cuando viajemos, listos para darlos a nuestras
hermanas que encontremos, o para enviarlos por correo a todas las
que los pidan. Nuestra dirección se dará en la Revista Adventista.
Las damas que adoptan el vestido corto deberían manifestar
gusto en la selección de colores. Las que no pueden comprar ropa
nueva deben hacer lo mejor que puedan para ejercer gusto e ingenio
reparando los vestidos viejos o renovándolos. Sed cuidadosas de
que los pantalones y vestidos sean del mismo color y material, o
luciréis extravagantes. Los vestidos viejos pueden ser cortados de
acuerdo con el patrón y arreglados con gusto, y lucen como nuevos.
Les ruego, hermanas, que no formen sus patrones de acuerdo con sus
ideas particulares. Si bien hay patrones correctos y de buen gusto,
los hay también incorrectos y de mal gusto.