Página 56 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
dijo: ‘Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros,
cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles
de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no
conocieron a Dios, ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Je-
sucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de
la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en
aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado de todos
los que creyeron’.
2 Tesalonicenses 1:7-10
. ‘Porque el Señor mismo
con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos
arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor
en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos
los unos a los otros con estas palabras’”.
1 Tesalonicenses 4:16-18
.
“Esta es la autoridad superior que respalda nuestra fe. Jesús y sus
apóstoles hablaron extensamente acerca de la gozosa y triunfante
segunda venida de Cristo y los santos ángeles proclaman que Cristo,
quien ascendió al cielo, volverá otra vez. En esto consiste nuestro
agravio, en creer en la Palabra de Jesús y de sus discípulos. Esta es
una doctrina muy antigua y no está manchada por la herejía”.
El pastor no hizo ningún esfuerzo por presentar algún texto
bíblico que pudiera probar que estábamos en error; en cambio se
excusó diciendo que debía irse porque ya no tenía más tiempo. Nos
aconsejó que nos retiráramos calladamente de la iglesia para evitar
ser sometidos a un proceso público. Sabíamos que otros miembros
de la iglesia habían sido tratados en la misma forma por idéntica
causa, y no deseábamos que se entendiera que nos avergonzábamos
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de reconocer públicamente nuestra fe, o que éramos incapaces de
respaldarla con las Escrituras; de modo que mis padres insistieron
en que se les informara cuáles eran las razones que motivaban el
pedido del pastor.
Obtuvieron como única respuesta una declaración evasiva según
la cual habíamos contrariado los reglamentos de la iglesia, y que
lo mejor que podíamos hacer era retirarnos voluntariamente de ella
a fin de evitar un juicio público. Contestamos que preferíamos ser
sometidos a juicio, y exigimos saber qué pecado se nos imputaba,
ya que estábamos conscientes de no haber cometido ningún mal al
esperar con amor la segunda venida de nuestro Salvador.