Página 565 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Obediencia a la verdad
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camino para facilitar su progreso. Satanás le presenta esto desde el
ángulo más objetable, para que combata aquello que resultará en el
mayor beneficio, tanto para su salud física como espiritual. De todos
los hombres, usted es uno de los que más se beneficiarían por la
reforma pro salud; la verdad recibida en cada punto en este asunto de
reforma será de la mayor ventaja. A usted le haría mucho bien seguir
un régimen alimentario sobrio. En un momento estuvo en peligro de
ser atacado por una parálisis en la que la mitad de su cuerpo llegaría
a estar incapacitada. El dominio del apetito es salvación para usted;
y sin embargo, lo ve como una privación.
La razón por la cual la juventud de este tiempo no está más
inclinada a la religión es su educación defectuosa. No es verdadero
amor ejercido sobre los hijos el que permite en ellos la indulgencia
de la pasión, o que la desobediencia a las reglas de los padres pase
inadvertida sin que sean castigados. “Como la ramita se dobla, así
también el árbol se inclina”. La madre debiera tener siempre la
cooperación del padre en sus esfuerzos de colocar el fundamento
de un buen carácter cristiano en sus hijos. Un padre excesivamente
cariñoso no debería cerrar sus ojos a las faltas de sus hijos porque
no es agradable aplicar corrección. Juntos necesitan estar alerta y
con firmeza, no de manera áspera, pero con propósito firme, hacerles
saber a sus hijos que deben obedecer.
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Un padre no debe ser como un niño, llevado sólo por sus im-
pulsos. Está ligado a su familia por lazos sagrados y santos. Cada
miembro de la familia se centra en el padre. La verdadera definición
de esposo es “sponsus” o persona enlazada a otra por el matrimonio.
El es el legislador, ejemplificando en su propio porte exterior varonil
las virtudes más solemnes, como la energía, integridad, honestidad y
utilidad práctica. En un sentido, el padre es el sacerdote de la familia;
coloca sobre el altar de Dios el sacrificio de la mañana y de la tarde,
mientras la esposa y los hijos se unen en oración y alabanza. Jesús
posará con tal familia, y por medio de su influencia vivificante, la
gozosa exclamación de los padres será aun oída entre escenas más
exaltadas, diciendo: “He aquí yo, y los hijos que me diste”.
¡Salvos, salvos, eternamente salvos, libres de la corrupción que
está en el mundo por concupiscencia, y por los méritos de Cristo
hechos herederos de inmortalidad! Vi que solamente pocos padres
comprenden su responsabilidad. No han aprendido a controlarse a