Página 580 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
ilimitada y se han colocado a sí mismos, a gran costo, bajo sus
cuidados, requerirá su atención concentrada. Nadie tiene una mente
tan privilegiada, o es tan experto, que su obra no pueda ser mejorada,
aunque haya hecho lo mejor que podía.
Que aquellos a quienes se les han encargado los intereses físi-
cos, y hasta cierto grado espirituales, del pueblo afligido de Dios,
se cuiden de cómo ellos, por medio de reglas mundanales o interés
personal o deseo de ocuparse en una obra grande y popular, atraigan
sobre sí mismos y su rama de la causa, el enojo de Dios. No deben
depender solamente de su pericia; si sobre la institución recae la
bendición de Dios y no su desagrado, ángeles atenderán a los pa-
cientes, ayudantes y médicos para asistir en la obra de restauración,
para que al final la gloria sea otorgada a Dios y no al hombre débil y
corto de vista. Si estos hombres trabajaran basados en los principios
del mundo, y si sus corazones se exaltaran hasta decir: “Mi fuerza
y el poder de mi mano ha logrado esto”, Dios los abandonaría para
que trabajaran bajo las grandes desventajas de su inferioridad ante
otras instituciones en conocimiento, experiencia y equipo. Entonces
no podrían lograr ni la mitad de lo que logran otras instituciones.
Vi cuán benéfico es el trabajo al aire libre para la gente de vitali-
dad débil y circulación deficiente, especialmente sobre las mujeres
que han inducido estas condiciones por pasar demasiado tiempo
encerradas de puertas adentro. Su sangre ha llegado a ser impura
por falta de aire fresco y ejercicio. En vez de inventar diversiones
para mantener a estas personas encerradas, debería tenerse cuidado
en proveerles atracciones al aire libre. Vi que debería haber amplios
terrenos embellecidos con flores y plantados con verduras y frutales.
El débil podría encontrar trabajo aquí, adecuado para su sexo y con-
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dición, a horas convenientes. Estos terrenos deberían estar bajo el
cuidado de un jardinero de experiencia, que dirija todo con orden y
buen gusto.La relación que mantengo con esta obra demanda de mí
la libre expresión de mis puntos de vista. Me expreso libremente y
selecciono este medio para hablar a todos los interesados. Lo que
se incluyó en el Testimonio número 11 concerniente al Instituto
no debería haber circulado hasta que yo pudiera escribir un relato
completo de todo lo que había visto respecto a esto. Fue mi inten-
ción no decir nada sobre el tema en el número 11, y envié todo el
manuscrito que destinaba a este Testimonio desde el Condado de