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              Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
            
            
              Dijo el ángel: “Dios será glorificado en la restauración de su
            
            
              siervo a la salud. Ha escuchado las oraciones de sus siervos. Ha
            
            
              puesto sus brazos bajo su siervo afligido. Dios ha tomado el caso,
            
            
              y su siervo debe, aunque afligido, echar a un lado sus temores, su
            
            
              ansiedad, sus dudas e incredulidad, y confiar tranquilamente en el
            
            
              Dios grande pero misericordioso, que se compadece de él, y lo ama
            
            
              y cuida. Tendrá conflictos con el enemigo, pero debe reconfortarse
            
            
              recordando que Uno más fuerte que el enemigo se ha hecho cargo
            
            
              de él, y no necesita temer. Confíe por fe en las evidencias que Dios
            
            
              se ha complacido en darle, y triunfará gloriosamente en Dios”.
            
            
              Vi que el Señor nos estaba concediendo una experiencia que en
            
            
              el futuro sería para nosotros del mayor valor en conexión con su
            
            
              obra. Vivimos en un tiempo solemne, en medio de las escenas finales
            
            
              de la historia de este mundo, y el pueblo de Dios no está despierto.
            
            
              Deben levantarse y progresar más en la reforma de sus hábitos de
            
            
              vida, en la comida, la vestimenta, el trabajo y el reposo. En todos
            
            
              estos aspectos debieran glorificar a Dios y estar preparados para
            
            
              presentarle batalla a nuestro gran enemigo, y gozar de las preciosas
            
            
              victorias que Dios ha reservado para los que ejerzan temperancia en
            
            
              todas las cosas mientras luchan por una corona incorruptible.
            
            
              Vi que Dios estaba preparando a mi esposo para que se dedicara
            
            
              a la obra solemne y sagrada de reforma que él desea ver progresar
            
            
              [536]
            
            
              entre su pueblo. Es importante que los pastores den instrucciones
            
            
              sobre cómo vivir en forma temperante. Debieran mostrar la relación
            
            
              que existe entre los hábitos de alimentación, de trabajo, descanso
            
            
              y vestimenta, y la salud. Todos los que creen la verdad para estos
            
            
              últimos días tienen algo que hacer en este sentido. Es su deber—
            
            
              y Dios lo requiere de ellos—, que se levanten e interesen en esta
            
            
              reforma. No le complacerá su conducta si miran este asunto con
            
            
              indiferencia.
            
            
              Los abusos del estómago por la gratificación del apetito son la
            
            
              fuente fructífera de la mayoría de los problemas que surgen en la
            
            
              iglesia. Los que comen y trabajan en forma intemperante e irracio-
            
            
              nal, hablan y actúan irracionalmente. Una persona intemperante no
            
            
              puede ser paciente. No es necesario consumir bebidas alcohólicas
            
            
              para ser intemperante. El pecado de comer en forma inmoderada,
            
            
              con demasiada frecuencia, en cantidad excesiva alimentos ricos y
            
            
              malsanos, destruye la acción sana de los órganos digestivos, afecta el