Página 637 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Declaraciones hirientes y crueles
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cerebro y pervierte el juicio, impidiendo el pensamiento y la conduc-
ta racionales, calmados y saludables. Esta es una fuente fructífera
de dificultades para la iglesia. Por lo tanto, para que el pueblo de
Dios se encuentre en un estado aceptable delante de él, en el que
puedan glorificarlo en su cuerpo y espíritu, los cuales le pertenecen
a él, deben interesarse celosamente por negar la gratificación de sus
apetitos, y ejercer temperancia en todas las cosas. Entonces podrán
comprender la verdad en su belleza y claridad, y practicarla en sus
vidas, y por su conducta juiciosa, sabia y honesta, no darles a los
enemigos de nuestra fe ninguna ocasión para reprochar la causa de
la verdad.
Dios requiere de todos los que creen en la verdad, que hagan
esfuerzos especiales y perseverantes para colocarse en la mejor con-
dición posible de salud física, porque ante nosotros se extiende una
obra solemne e importante. Para ella se requiere salud física y men-
tal; es tan esencial para adquirir una experiencia religiosa saludable,
y para avanzar en la vida cristiana y progresar en la santidad como
la mano o el pie lo es para el cuerpo humano. Dios requiere de su
pueblo que se limpien de toda inmundicia de la carne y el espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor del Señor. Todos los que sean
indiferentes y se excusen de esta obra, esperando que el Señor haga
por ellos lo que él requiere que hagan por sí mismos, serán hallados
faltos cuando los mansos de la tierra, que habrán sido forjados por
sus juicios, sean escondidos en el día de la ira del Señor.
Se me mostró que si el pueblo de Dios no hace ningún esfuerzo
de su parte, sino que esperan que el refrigerio venga sobre ellos
y les quite sus defectos y corrija sus errores; si dependen de eso
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para ser limpiados de contaminación de la carne y el espíritu y ser
preparados para participar en el fuerte clamor del tercer ángel, serán
hallados faltos. El refrigerio o poder de Dios viene únicamente sobre
los que se han preparado para recibirlo, al hacer la obra que Dios les
ordena; a saber, limpiarse de toda impureza de la carne y el espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
Se me mostró que en ciertos rasgos el caso de mi esposo es
similar al de quienes esperan el refrigerio. Si espera que el poder
de Dios venga a su cuerpo, si quiere sentir que ha sido restaurado
antes de hacer un esfuerzo de acuerdo con su fe, diciendo: Cuando
el Señor me sane voy a creer, y entonces haré esto o aquello, corre el