Página 658 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
medios para la gloria de Dios. A los que por su codicia retengan sus
medios, les resultará una maldición en vez de una bendición”.
En lo que se me ha mostrado y en lo que he dicho, no he recibido
ninguna idea, y me he propuesto no dar ninguna otra, fuera de que
la recolección de fondos para esta rama de la obra debía fundarse
en la liberalidad, lo mismo que para el apoyo de otras ramas de la
gran obra. Y si bien el cambio del plan presente a uno que tenga
la aprobación plena de Dios puede generar dificultades y requerir
tiempo y esfuerzo, de todos modos pienso que puede hacerse con
pérdida mínima de las acciones ya vendidas; y el resultado será un
aumento decidido en las donaciones de capital para ser usado en la
forma correcta, que alivie a la humanidad sufriente.
Muchos que han comprado acciones no están en condiciones de
donarlas. Algunas de esas personas sufren por falta del mismo dinero
que han invertido en acciones. En mis viajes de un estado a otro me
encuentro con gente afligida que se halla al borde mismo de la tumba,
que debiera pasar una temporada en el Instituto, pero que no puede
hacerlo porque los medios necesarios para ello los ha invertido en
acciones del Instituto. Estas personas no debieran haber invertido en
eso ni un solo dólar. Mencionaré un caso de Vermont. Este hermano
se había convertido en 1850, y desde entonces ha contribuido con
liberalidad a las diversas empresas que se han establecido para
ayudar a la causa, hasta que su propiedad se vio reducida. A pesar
de ello, cuando llegó el llamado urgente en términos absolutos de
parte del Instituto, compró acciones por valor de cien dólares. En la
reunión de _____ explicó el caso de su esposa, que se encuentra muy
débil, y que debe recibir ayuda, pero pronto, o si no, nunca la volverá
a necesitar. Explicó también sus circunstancias, y declaró que si
pudiera tener los cien dólares que había invertido en el Instituto,
podría mandar a su esposa allá para que la trataran; pero debido a las
circunstancias no podía hacerlo. Le constestamos que nunca debía
haber invertido ni un dólar en el Instituto, que había algo malo en el
asunto que no habíamos podido evitar, y dejamos las cosas así. No
tengo escrúpulos en afirmar que esta hermana debería ser tratada por
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lo menos algunas semanas en el Instituto, libre de costo. Su esposo
no puede hacer casi nada fuera de pagar su pasaje a Battle Creek y
de regreso.