Página 659 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

El instituto de salud
655
Los amigos de la humanidad, de la verdad y la santidad, debie-
ran actuar con referencia al Instituto en base al plan de sacrificio
y liberalidad. Tengo quinientos dólares en acciones del Instituto,
lo cual deseo donar, y si mi esposo tiene con su libro el éxito que
anticipamos, dará quinientos dólares más. Los que aprueban este
plan, les rogamos que nos escriban a Greenville, condado de Mont-
calm, Míchigan, y especifiquen las sumas que están dispuestos a
donar o invertir en acciones como las que se han usado en el caso
de la Asociación Publicadora. Cuando se haga esto, que vengan las
donaciones según se las necesite. Que vengan las sumas, grandes y
pequeñas. Usense los medios juiciosamente. Que los cargos a los
pacientes sean tan razonables como sea posible. Que los hermanos
hagan donaciones para pagar parcialmente los gastos que incurran
en el Instituto los enfermos pobres dignos de recibir ayuda que haya
entre ellos. Lleven a los débiles, según sus fuerzas, a que cultiven los
terrenos tan hermosos y bien ubicados que posee el Instituto. Que no
lo hagan con la idea estrecha de recibir pago, sino con la liberal idea
de que los gastos en que se incurrió para adquirirlos fueron un acto
de benevolencia para bien de ellos. Que su trabajo sea una parte tan
integral de su receta como la toma de baños. Que la benevolencia,
el amor, la humanidad, el sacrificio por el bien de los demás, sea la
idea central de los médicos, los administradores, los ayudantes, los
pacientes, y con todos los amigos de Jesús, de cerca y de lejos, en
lugar de los sueldos, las buenas inversiones, lo que “paga bien”, lo
que “paga un buen porcentaje”. Que el amor de Cristo, el amor por
las almas, la simpatía por la humanidad sufriente, gobierne todo lo
que decimos y hacemos en relación con el Instituto de Salud.
¿Por qué razón el médico cristiano -que cree en la venida del
Señor y de su reino, y espera anhelante el día en que la enfermedad
y la muerte dejen de tener poder sobre los santos- habría de esperar
que se le pagase más por sus servicios que al redactor o el ministro
cristiano? Podrá decir que su trabajo le causa mayor desgaste; pero
eso no se ha comprobado. Que trabaje en la medida que pueda
soportar, y que no viole las leyes de la vida que les enseña a sus
pacientes. No hay buenas razones para que trabaje demasiado y
reciba dinero extra por hacerlo, más que el ministro o el redactor. Que
todos los que desempeñan una parte en la obra del Instituto y reciben
[555]
pago por sus servicios, actúen de acuerdo con el mismo principio de