Página 678 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
pués de una labor tan sostenida, y finalmente decidimos esperar y
continuar la obra en Washington hasta que el Hno. Ball se decidiera
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por la verdad o en contra de ella, de tal modo que la iglesia pudiera
descansar en lo referente a su caso.
“Las reuniones comenzaron el lunes a las 10 de la mañana. Los
Hnos. Rodman y Howard estaban presentes. Se mandó buscar al
Hno. Newell Mead para que asistiera a la reunión, el cual estaba muy
débil y nervioso, casi exactamente como tu padre en su enfermedad
pasada. Una vez más se hizo énfasis en la condición de la iglesia,
y se pasó la censura más severa sobre los que habían estorbado
su prosperidad. Con los ruegos más fervientes les rogamos que se
convirtieran a Dios y se orientaran en la dirección debida. El Señor
nos ayudó en la obra; el Hno. Ball se sintió conmovido, pero actuó
con lentitud. Su esposa se sentía profundamente conmovida por la
situación de él. Nuestra reunión matinal se clausuró a eso de las tres
o las cuatro de la tarde. Habíamos pasado todas esas horas ocupados,
primero uno de nosotros, luego otro, trabajando con fervor por la
juventud inconversa. Decidimos hacer otra reunión esa tarde, a las
seis.
“Poco antes de comenzar, se me recordaron algunas interesantes
escenas que habían pasado ante mí en visión, y las mencioné a los
Hnos. Andrews, Rodman, Howard, Mead y varios otros que estaban
presentes. Me parecía que los ángeles estaban rasgando la nube y
dejando pasar los rayos de luz del cielo. El tema que se presentó
tan vívidamente era el caso de Moisés. Exclamé: ‘¡Oh, si yo tuviera
la habilidad de un artista, para describir la escena de Moisés en el
monte!’ Su fuerza se mantuvo firme. ‘No perdió su vigor’, es el
lenguaje de las Escrituras. Sus ojos nunca se oscurecieron, a pesar
de haber subido al monte a morir. Los ángeles lo enterraron, pero
el Hijo de Dios bajó, lo levantó de los muertos y lo llevó al cielo.
Pero antes Dios le concedió una vista de la tierra prometida, con su
bendición sobre ella. Parecía un segundo Edén. Como un panorama
todo eso pasó ante su vista. Se le mostró la aparición de Cristo en su
primer advenimiento, su rechazo por parte de la nación judía, y su
muerte en la cruz. Moisés vio luego la segunda venida de Cristo y la
resurrección de los justos. Hablé también del encuentro de los dos
Adanes -Adán el primero, y Cristo el segundo Adán- cuando el Edén
vuelva a florecer en la tierra. Me propongo escribir los detalles de