Página 700 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

696
Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
secados pero no horneados, y otras cosas parecidas. Y entonces las
cocineras le dicen a uno que pueden hacer muy bien en el estilo
antiguo de cocinar, pero que, a la verdad, a sus familiares no les
gusta el pan integral, y que se morirían de hambre si tuvieran que
vivir de este modo.
Yo he dicho, para mis adentros: No me extraña. Es la forma
como usted prepara los alimentos que los hace tan poco apetitosos.
Si uno comiera esas cosas ciertamente que caería víctima de la dis-
pepsia. Esas pobres cocineras, y los que se ven obligados a comer de
lo que ellas han preparado, le dicen a uno seriamente que la reforma
pro salud no les cae bien. El estómago no puede convertir el pan mal
hecho, pesado y ácido en pan bueno. Pero ese pan malo convertirá el
estómago sano en uno enfermo. Los que comen tal alimento saben
que les falta fuerza. ¿No hay una causa? Algunas de esas personas
[590]
se consideran reformadores de la salud, pero no lo son. No saben
cocinar. Preparan pasteles, papas y pan integral, pero hacen siempre
lo mismo, casi sin variación, y el sistema no se fortalece. Parecen
considerar que obtener una experiencia completa en la preparación
de alimento sano y sabroso es malgastar su tiempo. Algunos actúan
como si lo que comen se perdiera, y cualquier cosa que le dejaran
caer al estómago para llenarlo fuera lo mismo que la comida prepa-
rada con tanto esfuerzo. Es importante que gocemos con el alimento
que consumimos. Si, por no poder hacer esto, comemos en forma
mecánica, no alimentaremos ni fortaleceremos nuestro organismo
como podríamos hacer si pudiéramos gozar del alimento que le echa-
mos al estómago. Estamos hechos de lo que comemos. Si queremos
tener sangre de buena calidad, debemos obtener el alimento correcto,
preparado de la mejor manera.
Es un deber religioso para quienes cocinan aprender a preparar
comida sana en diversas formas, de modo que uno goce al comerla.
Las madres debieran enseñarles a sus hijos a cocinar. ¿Qué rama de
la educación de una joven puede ser tan importante como ésta? La
alimentación está conectada con la vida. El alimento escaso, pobre
y mal cocinado debilita constantemente los órganos productores
de sangre. Así, ésta se corrompe. Es de todo punto esencial que el
arte de cocinar sea considerado una de las más importantes ramas
de la educación. Hay pocas personas que sean buenas cocineras.
Las jóvenes creen que ser cocinera es rebajarse a ocupar un puesto