Página 717 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La simpatía en el hogar
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avasallados por los órganos inferiores, y se desarrollan así los malos
rasgos de su carácter.
Usted es egoísta, exigente y atropellador. No debiera ser así. Su
salvación depende de que usted actúe por principio: se sirve a Dios
por principio, no por sentimientos o por impulso. Dios lo ayudará
cuando usted sienta su necesidad de ayuda y se dedique a la obra
con resolución, confiando en él de todo corazón. A menudo usted
se siente desanimado sin razón suficiente. Desarrolla sentimientos
semejantes al odio. Sus sentimientos de atracción o rechazo son
intensos. Es necesario que los controle. Domine su lengua. “Si
alguno no ofende en palabras, es varón perfecto, capaz de refrenar
todo su cuerpo”.
Santiago 3:2
. La tarea de ayudarnos le ha sido
asignada a Uno que es poderoso. El será su fortaleza y apoyo, su
vanguardia y retaguardia.
¿Qué preparaciones está usted haciendo para la vida mejor?
Es Satanás quien le hace pensar que usted debe emplear todos sus
poderes para avanzar en esta vida. Usted teme y tiembla por el futuro
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en esta vida, mientras que descuida la vida futura, la eterna. ¿Dónde
están la ansiedad, el fervor, el celo por evitar el fracaso en ese campo,
para no sufrir así una pérdida inmensa? Perder un poquito de este
mundo le parece a usted una terrible calamidad que le acarrearía
la muerte. ¡Pero el pensamiento de perder el cielo no le produce ni
la mitad de los temores! Debido a sus concienzudos esfuerzos por
salvar esta vida, usted se halla en peligro de perder la vida eterna.
Usted no puede darse el lujo de perder la vida eterna, perder el
eterno peso de gloria. Usted no puede permitirse perder todas esas
riquezas, esa felicidad tan extremadamente preciosa e incalculable.
¿Por qué no actúa como un hombre cuerdo, y desarrolla el mismo
celo, fervor y perseverancia en sus esfuerzos por alcanzar la vida
mejor, la corona inmortal, el tesoro eterno e imperecedero, como
los que aplica en procura de esta pobre y miserable vida, y de estos
pobres y miserables tesoros terrenales?
El corazón de usted está puesto en sus tesoros terrenales; por lo
tanto no tiene corazón para los celestiales. Estas pobres cosas visi-
bles -las terrenales- eclipsan la gloria de las celestiales. Allí donde
esté su tesoro, estará también su corazón. Sus palabras declararán
-y sus actos revelarán- dónde está su corazón. Si es en este mundo,
en las escasas ganancias terrenales, sus ansiedades se manifestarán