La simpatía en el hogar
            
            
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              es inquieta, participa del espíritu del padre; además, la atmósfera
            
            
              recalentada y opresiva, desprovista de vitalidad, adormece el cerebro
            
            
              sensible. Los pulmones se contraen y el hígado se vuelve inactivo.
            
            
              El aire, ese aire que es una preciosa bendición del cielo, y que
            
            
              todos pueden obtener, los bendecirá con su influencia vigorizadora,
            
            
              si no le impiden la entrada. Dénle la bienvenida, cultiven una gran
            
            
              atracción por él, y verán cómo actúa en calidad de precioso calmante
            
            
              de los nervios. Para que se mantenga puro, el aire debe mantenerse
            
            
              en constante circulación. La influencia del aire puro y fresco es
            
            
              hacer que la sangre circule saludablemente a través del sistema.
            
            
              Refresca el cuerpo y tiende a impartirle fuerza y salud, mientras que
            
            
              al mismo tiempo su influencia se deja sentir marcadamente sobre
            
            
              la mente, impartiéndole cierto grado de calma y serenidad. Excita
            
            
              el apetito, hace más perfecta la digestión del alimento, e induce un
            
            
              sueño profundo y reparador.
            
            
              Los efectos de vivir en cuartos cerrados y mal ventilados son
            
            
              los siguientes: El sistema se vuelve débil y enfermizo, se deprime
            
            
              la circulación, la sangre se mueve con torpeza a través del sistema,
            
            
              porque no está purificada y vitalizada por el aire puro y vigorizador
            
            
              del cielo. La mente se deprime y se vuelve lóbrega; todo el sistema
            
            
              pierde su tonicidad, y se corre el riesgo de generar fiebres y otras
            
            
              enfermedades agudas. Su cuidadosa exclusión del aire exterior y su
            
            
              temor de la ventilación libre los obligan a ustedes a respirar el aire
            
            
              corrupto y malsano que exhalan los pulmones de quienes ocupan
            
            
              esos cuartos, y que es venenoso, inapropiado para el mantenimiento
            
            
              de la vida. Decae la energía del cuerpo, la piel empalidece, se retarda
            
            
              [608]
            
            
              la digestión y el sistema se vuelve especialmente sensible a la in-
            
            
              fluencia del frío. Una breve exposición produce serias enfermedades.
            
            
              Debiera ejercerse gran cuidado de no sentarse en una corriente o
            
            
              en un cuarto frío cuando se está cansado o transpirando. Debiera
            
            
              acostumbrarse tanto al aire, que no sienta la necesidad de hacer que
            
            
              el termómetro suba a más de unos 24
            
            
              o
            
            
              C (75
            
            
              o
            
            
              F).
            
            
              Ustedes pueden ser una familia feliz si hacen lo que Dios les ha
            
            
              dado para hacer, y que ha colocado sobre ustedes como un deber.
            
            
              Pero el Señor no hará por ustedes lo que se propone que ustedes
            
            
              mismos realicen. El Hno. C es digno de lástima. Se ha sentido infeliz
            
            
              por tanto tiempo, que la vida se le ha vuelto una carga. Las cosas
            
            
              no necesitan ser así. Su imaginación está enferma, y ha mantenido