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              Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
            
            
              blicadora Revista Adventista). Unos meses más tarde el nombre
            
            
              fue cambiado a
            
            
              Seventhday Adventist Publishing Association
            
            
              (Aso-
            
            
              ciación Publicadora Adventista del Séptimo Día). Aun después de
            
            
              haberse dado este paso quedaban muchos que se sentían reacios a
            
            
              entrar en el camino de la organización denominacional, y el tema
            
            
              siguió siendo objeto de discusión. Sin embargo, como la gran mayo-
            
            
              ría se mostraba favorable a la organización, el movimiento procedió,
            
            
              en primer lugar a la organización de iglesias, luego de asociaciones
            
            
              estatales y, finalmente, de la Asociación General.
            
            
              El testimonio sobre “Organización” (páginas 245, 246) habla
            
            
              de la oposición que surgió en el Estado de Nueva York contra esta
            
            
              acción, y de la visión dada con referencia a ella.
            
            
              Página 263: En realidad, los magos no hicieron que las varas se
            
            
              convirtieran en serpientes; pero por la magia, ayudados por el gran
            
            
              engañador, lograron producir esta apariencia. Transformar las varas
            
            
              en serpientes vivas es algo que se halla fuera del alcance de Satanás.
            
            
              El príncipe del mal, a pesar de que posee toda la sabiduría y el poder
            
            
              de un ángel caído, no posee la facultad de crear o de dar vida; esta
            
            
              es únicamente la prerrogativa de Dios. Pero el diablo hizo todo lo
            
            
              que estaba en su poder: produjo una falsificación. Según la visión
            
            
              humana, las varas se convirtieron en serpientes. Así lo creyeron el
            
            
              faraón y su corte. En su apariencia no había nada que las diferenciara
            
            
              de la serpiente que produjeron Moisés y Aarón. Así, el testimonio
            
            
              habla del caso con el lenguaje de las Escrituras; y el mismo Espíritu
            
            
              explica que las Escrituras describen el caso tal como éste aparecía.
            
            
              Véase el Testimonio número 33, tomo 5, pág. 652.
            
            
              [621]
            
            
              Página 317, “La Rebelión”: Cuando se escribió este testimonio,
            
            
              a principios de 1863, los adventistas del séptimo día afrontaban un
            
            
              serio problema. La nación estaba en guerra. Si bien en el corazón
            
            
              eran no combatientes, las simpatías de los miembros de iglesia se
            
            
              hallaban casi sin excepciones del lado del gobierno en su oposición
            
            
              a la esclavitud. A medida que progresaba el conflicto, más y más
            
            
              hombres eran llamados al ejército. En cada llamado, cada distrito
            
            
              estaba bajo la obligación de proveer cierto número de reclutas, y
            
            
              cuando las conscripciones voluntarias bajaban de ese número, se
            
            
              escogían nombres por lotería para llenar la cuota. Por un tiempo
            
            
              se podía comprar un substituto pagando cierta cantidad de dinero.
            
            
              Por no haber provisión para asignar adventistas del séptimo día al