Página 737 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Apéndice
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servicio en calidad de no combatientes, y además no se les permitía
guardar el sábado, cuando salían llamados por lo general podían
comprar de este modo una exención. Si la persona no podía juntar
por sí misma el dinero, se le ayudaba de un fondo establecido con
dicho propósito.
Ahora, por necesitarse más hombres, era inminente el paso de
una ley de conscripción nacional sin privilegios de exención. Nues-
tros hermanos se sintieron perplejos en lo referente a su respuesta a
esa conscripción, que podría obligarlos a tomar armas o a trabajar
en sábado.
Pocos meses antes que apareciera este testimonio, el pastor White
había publicado un editorial en la
Review and Herald,
titulado “La
Nación”, al cual se hace referencia en la página 317. Consideraba
que el gobierno era el mejor del mundo, y que estaba luchando por
una causa justa. Su mejor consejo en el momento fue que si venía la
conscripción obligatoria “sería una locura resistir”, y añadió:
“Pensamos que si alguien se propusiera resistir hasta que, en
la administración de la ley militar, fuera fusilado, estaría yendo
demasiado lejos al tomar sobre sí la responsabilidad de un suicidio”.
The Review and Herald, 12 de agosto de 1862
.
La naturaleza de alguna de la correspondencia que siguió a este
artículo, según lo señala la Sra. de White, había sido de tal naturaleza
[622]
que había impulsado al pastor White a protestar contra una virtual
acusación de “quebrantar el sábado, y asesinato”, que había sido
levantada contra él. Tales extremistas fueron reprendidos por la Sra.
de White por una parte, y por la otra se hizo resonar una nota de
advertencia para los que se sentían inclinados a enrolarse.
En julio de 1864, la ley de conscripción nacional fue enmendada
para revocar la cláusula que permitía la exención a cambio de un
pago de 300 dólares. Inmediatamente se dieron los pasos necesa-
rios para obtener en favor de los jóvenes adventistas del séptimo
día los privilegios concedidos a los miembros de denominaciones
religiosas que por motivos de conciencia se oponían a portar armas,
es decir, la posibilidad de ser asignados a servicios no combatientes
en hospitales o en el cuidado de los esclavos libertados. Antes que
se tuviera que afrontar una crisis seria, esos esfuerzos tuvieron éxito.
En unos pocos casos, algunos jóvenes adventistas fueron enrolados
en el ejército y se les asignó trabajo de hospital u otro servicio como