Página 88 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
y me envió a instruir a sus hijos que habían caído en el error; pero
muchos de ellos rechazaron completamente el mensaje, me acusaron
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de fanatismo, y me presentaron falsamente como líder del fanatismo
que me esforzaba constantemente por contrarrestar.
Se fijaron varias fechas para la venida del Señor, las que se
presentaron con insistencia a los hermanos. Pero el Señor me reveló
que éstas no se cumplirían, porque primero debía transcurrir el
tiempo de angustia antes de la venida de Cristo, y me mostró, además,
que cada fecha que se fijaba sin que se cumpliera debilitaría la fe
del pueblo de Dios. Debido a esto me acusaron de ser el siervo malo
que dijo: “Mi Señor se tarda en venir”.
Mateo 24:48
.
Estas declaraciones referentes a la fijación del tiempo fueron
impresas hace unos treinta años, y los libros que las contienen han
circulado en todas partes; sin embargo, algunos ministros que pre-
tenden conocerme bien, declaran que yo he establecido una fecha
tras otra para la venida del Señor, y que esas fechas han pasado
sin cumplirse, y que por lo tanto mis visiones son falsas. Induda-
blemente que estas falsas declaraciones son recibidas por muchas
personas como si fueran verdad; pero nadie que me conoce o que
conoce mis trabajos podría honradamente presentar un informe se-
mejante. Este es el testimonio que he dado siempre, desde cuando
no se cumplió la fecha en 1844: “Una fecha tras otra será fijada
por diferentes personas, y no se cumplirán; y la influencia de esta
fijación de fechas tenderá a destruir la fe del pueblo de Dios”. Si yo
hubiera visto una fecha definida en visión y hubiera dado mi testi-
monio acerca de ello, no hubiera podido escribir y publicar, en vista
de este testimonio, que todas las fechas que se establezcan pasarán
sin que se cumpla el acontecimiento esperado, porque el tiempo de
angustia debe venir antes de la segunda venida de Cristo. Por cierto
que durante los últimos treinta años, es decir, desde la publicación
de esta declaración, no me he sentido inclinada a establecer una
fecha para la venida de Cristo, con lo cual me hubiera colocado a mí
misma bajo la misma condenación que las personas a las que estaba
reprochando. Y no recibí visión sino hasta 1845, después de haber
pasado la fecha de 1844 cuando esperábamos la venida del Señor,
que pasó sin cumplirse. Entonces se me mostró lo que he declarado
aquí.