Página 113 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El amor entre los hermanos
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Ahora, temo que no hagáis la obra que debéis hacer para redimir
lo pasado y llegar a ser pámpanos vivos que lleven fruto. Si hacéis
como Dios quiere que hagáis, su bendición penetrará en la iglesia.
No habéis sido bastante humildes todavía para hacer una obra cabal
y satisfacer el propósito del Espíritu de Dios. Ha habido justificación
y complacencia propias, vindicación personal, cuando debiera haber
habido humillación, contrición y arrepentimiento.
Debéis apartar toda piedra de tropiezo, y hacer “derechos pasos
a vuestros pies, porque lo que es cojo no salga fuera de camino.”
Hebreos 12:13
. No es demasiado tarde para corregir los males; pero
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no debéis sentir que sois sanos y no os hace falta médico, porque
necesitáis ayuda. Cuando vayáis a Jesús con corazón quebrantado,
él os ayudará y bendecirá, y saldréis a la obra del Maestro con valor
y energía. La mejor evidencia de que estáis en Cristo es el fruto
que lleváis. Si no estáis verdaderamente unidos a él, vuestra luz y
vuestro privilegio os condenarán y arruinarán.
* * * * *
Expresar sentimientos de reprensión en una gran reunión, di-
rigiéndose a todos, es mucho peor que ir a las personas que han
hecho mal, y reprenderlas personalmente. El carácter ofensivo de
este discurso severo, intolerante y denunciador en una gran reunión,
es tanto más grave a la vista de Dios que el dirigir una reprensión
personal e individual, cuanto mayor sea el número de oyentes y
más general la censura. Es siempre más fácil dar expresión a los
sentimientos ante una congregación, porque hay muchos presentes,
que ir a los que yerran, y cara a cara con ellos presentarles abierta,
franca y llanamente su mala conducta. Pero introducir en la casa
de Dios sentimientos duros contra los individuos, haciendo sufrir a
todos los inocentes como culpables, es una manera de trabajar que
Dios no sanciona y que hace más daño que bien
* * * * *
Tal vez sintáis que otros han hecho mal; y sé tan bien como
vosotros que en la iglesia no se ha manifestado un espíritu como
Testimonios para la Iglesia 3:507, 508 (1875)
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