Página 21 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El día del señor se acerca
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Tesalonicenses 2:10
. Pero Satanás no es el único que trabaja para
sostener el reino de las tinieblas. Cualquiera que induce a otros a
pecar es un tentador. Cualquiera que imite al gran engañador, lo
auxilia. Los que prestan su influencia a sostener una mala obra,
están haciendo el trabajo de Satanás.
Las acciones revelan los principios y los motivos. El fruto que
llevan muchos de los que aseveran ser plantas de la viña del Señor,
demuestran que no son sino cardos y espinas. Una iglesia entera
puede sancionar la mala conducta de alguno de sus miembros, pero
esa sanción no prueba que el mal sea correcto. No puede hacer uvas
de las bayas de espinillos.
Si algunos de los que profesan creer la verdad presente pudiesen
comprender su verdadera situación, desesperarían de la misericordia
de Dios. Han estado ejerciendo toda su influencia contra la verdad,
contra la voz de amonestación, contra el pueblo de Dios. Han estado
haciendo la obra de Satanás. Muchos se han dejado infatuar de tal
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manera por sus engaños que nunca se recobrarán. No puede existir
semejante estado de apostasía sin ocasionar la pérdida de muchas
almas.
La iglesia ha recibido advertencia tras advertencia. Han sido
claramente revelados los deberes y peligros del pueblo de Dios. Pero
han prevalecido los elementos mundanos. Durante años y en desafío
a las advertencias y súplicas del Espíritu Santo, han estado ganando
terreno las costumbres, prácticas y modas que desvían al alma de
Dios; hasta que al fin, esos caminos han parecido correctos, y apenas
se oye la voz del Espíritu. Nadie puede decir hasta dónde irá en el
pecado, una vez que se entregó al poder del gran engañador. Satanás
entró en Judas Iscariote, y le indujo a traicionar a su Señor. Satanás
indujo a Ananías y Safira a mentir al Espíritu Santo. Los que no
están completamente consagrados a Dios serán inducidos a hacer la
obra de Satanás, mientras se lisonjean de que están en el servicio de
Cristo.
Lo que la iglesia necesita
Hermanos y hermanas, os suplico que os examinéis “a vosotros
mismos si estáis en fe; probaos a vosotros mismos.”
2 Corintios 13:5
.
Para conservar el calor y la pureza del amor cristiano, se requiere