Naturaleza e influencia de los Testimonios
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quieren mantenerse en su amor y separarse del mundo, derramará
sobre ellos sus bendiciones especiales y hará resplandecer su luz en
derredor de ellos. Su influencia para el bien podrá sentirse en todo
ramo de la obra y en todas partes del campo del Evangelio. Pero
si dejan de alcanzar el propósito de Dios y continúan teniendo tan
poco sentido del carácter exaltado de la obra como en lo pasado, su
influencia y ejemplo resultarán una maldición terrible. Harán daño,
y solamente daño. La sangre de las almas preciosas será hallada
sobre sus vestiduras.
Se han repetido los testimonios de amonestación. Pregunto:
¿Quiénes los han escuchado? ¿Quiénes han sido celosos en arrepen-
tirse de sus pecados e idolatría, y han procedido con fervor hacia el
blanco de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús? He aguar-
dado ansiosamente, esperando que Dios investiría a algunos de su
Espíritu y los usaría como instrumentos de la justicia para despertar
y poner en orden su iglesia. Casi me he desesperado al ver año tras
año mayor apartamiento de la sencillez que, según lo que Dios me
ha mostrado, debiera caracterizar la vida de quienes le siguen. Ha
habido cada vez menos interés en la causa de Dios, y menos devo-
ción a ella. Pregunto: ¿En qué han procurado vivir de acuerdo con
la luz que les ha sido dada los que profesan tener confianza en los
Testimonios?
¿En qué han apreciado las amonestaciones dadas? ¿En
qué han escuchado las instrucciones que recibieron?
No van a reemplazar a la Biblia
El siguiente extracto de un testimonio publicado en 1876 demos-
trará que los
Testimonios
no fueron publicados para reemplazar a la
Biblia:
“El Hno. J*** quiere confundir los ánimos tratando de hacer
aparecer que la luz que Dios me ha dado por medio de los
Testi-
monios
es una adición a la Palabra de Dios; pero da así una falsa
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idea sobre el asunto. Dios ha visto propio atraer de este modo la
atención de este pueblo a su Palabra, para darle una comprensión
más clara de ella.
La Palabra de Dios basta para iluminar la mente
más obscurecida, y puede ser entendida por los que tienen deseos
de comprenderla. Pero no obstante todo eso, algunos que profesan
Testimonios para la Iglesia 4:246
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