Página 264 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
suficientes motivos para ello. Las falsas visiones y manifestaciones
de fanatismo y los malos frutos que les habían seguido, habían ejer-
cido influencia sobre la causa en ***, contribuyendo a crear recelos
acerca de todo lo que llevase el nombre de visiones. Todas estas
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cosas debieran haberse tenido en cuenta y convenía tener prudencia.
No debiera disciplinarse ni corregirse a aquellos que nunca han visto
a la persona que tiene visiones ni tienen conocimiento personal de
la influencia de las visiones. Tales personas no deben ser privadas
de los beneficios y privilegios de la iglesia si su conducta cristiana
es correcta en otras cosas. ...
“Me fué mostrado que algunos podrían recibir las visiones pu-
blicadas juzgando al árbol por sus frutos. Otros son como Tomás,
que dudaba; no pueden creer los
Testimonios
publicados, ni recibir
evidencias por el testimonio de otro, sino que deben ver y tener la
evidencia por su cuenta. Los tales no deben ser puestos a un lado,
sino que debe manifestarse larga paciencia y amor fraternal para
con ellos hasta que finalmente se decidan en pro o en contra. Si
combaten las visiones, de las cuales no tienen conocimiento; si lle-
van su oposición hasta luchar contra aquello en lo cual no tienen
experiencia, ... la iglesia puede saber que no están en lo correcto.
Algunos de nuestros hermanos habían tenido larga experiencia
en la verdad, y durante años habían estado familiarizados conmi-
go y mi obra. Habían comprobado la veracidad de los
Testimonios
y aseverado su fe en ellos. Habían sentido descansar la poderosa
influencia del Espíritu de Dios sobre ellos para testificar de su ve-
racidad. Me fué mostrado que si los tales, cuando eran reprendidos
por medio de los
Testimonios
se levantaban contra ellos y obraban
secretamente para menoscabar su influencia, habría que obrar fiel-
mente con ellos; porque su conducta haría peligrar a aquellos que
carecían de experiencia.
El primer número de los
Testimonios
publicados contiene una
amonestación contra el empleo imprudente de la luz que ha sido
dada por este medio al pueblo de Dios. Declaré que algunos habían
asumido una conducta imprudente, cuando al hablar de su fe a los
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incrédulos habían leído en mis escritos la prueba que se les había
pedido, en vez de acudir a la Biblia para obtenerla. Me fué mostrado
Testimonios para la Iglesia 1:328 (1862)
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