Página 289 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

Basic HTML Version

Los misterios de la Biblia como prueba de su inspiración
285
que poseen la verdad, habrá muchos, como en los tiempos antiguos,
que se aferrarán a la tradición y adorarán lo que no conocen.
Se me ha mostrado que muchos de los que profesan conocer la
verdad presente no saben lo que creen. No comprenden las eviden-
cias de su fe. No tienen justo aprecio de la obra para el tiempo actual.
Cuando venga el tiempo de prueba, habrá hombres que, si bien están
predicando ahora a otros, al examinar sus creencias hallarán que hay
muchas cosas de las cuales no pueden dar una razón satisfactoria.
Hasta que no sean así probados, no conocerán su gran ignorancia. Y
en la iglesia son muchos los que se figuran comprender lo que creen,
y no se percatarán de su propia debilidad mientras no se levante una
controversia. Cuando estén separados de los que sostienen la misma
fe, y estén obligados a destacarse solos para explicar su creencia, se
sorprenderán al ver cuán confusas son sus ideas de lo que habían
aceptado como verdad. Lo cierto es que ha habido entre nosotros un
apartamiento del Dios vivo, una desviación hacia los hombres, y se
pone la sabiduría humana en lugar de la divina.
Dios despertará a sus hijos; si otros medios fracasan, se levan-
tarán herejías entre ellos, que los zarandearán, separando el tamo
del trigo. El Señor invita a todos los que creen su Palabra a que
despierten. Ha llegado una luz preciosa, apropiada para este tiempo.
Es la verdad bíblica, que muestra los peligros que están por sobre-
cogernos. Esta luz debe inducirnos a un estudio diligente de las
Escrituras, y a un examen muy crítico de las creencias que sostene-
mos. Dios quiere que se examinen cabal y perseverantemente, con
oración y ayuno, las opiniones y los fundamentos de la verdad. Los
[313]
creyentes no han de confiar en suposiciones e ideas mal definidas de
lo que constituye la verdad. Su fe debe estar firmemente basada en la
Palabra de Dios, de manera que cuando llegue el tiempo de prueba,
y sean llevados ante concilios para responder por su fe, puedan dar
razón de la esperanza que hay en ellos, con mansedumbre y temor.
Agitad, agitad, agitad. Los temas que presentamos al mundo
deben ser para nosotros una realidad viva. Es importante que al
defender las doctrinas que consideramos artículos fundamentales de
fe, nunca nos permitamos emplear argumentos que no sean comple-
tamente correctos. Tal vez sirvan para acallar a un oponente, pero
no honran la verdad. Debemos presentar argumentos sólidos, que no
sólo acallen a nuestros oponentes, sino que soporten al examen más