Página 291 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los misterios de la Biblia como prueba de su inspiración
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de Dios y a juzgar lo que es divino y lo que es humano, obran sin
consejo de Dios. El Señor no prosperará una obra tal. El efecto será
desastroso, tanto para el que se empeña en ella como para quienes
la aceptan como obra de Dios. Se ha despertado escepticismo en
muchas mentes por efecto de las teorías presentadas acerca de la
naturaleza de la inspiración. Los seres finitos, con sus opiniones
estrechas y de corto alcance, se creen competentes para criticar las
Escrituras diciendo: “Este pasaje es necesario, y este otro no lo es, y
no está inspirado.”
Cristo no dió ninguna instrucción semejante acerca de las escri-
turas del Antiguo Testamento, la única parte de la Biblia que poseía
la gente de su tiempo. Sus enseñanzas están destinadas a dirigir los
intelectos al Antiguo Testamento, y a exponer con mayor claridad los
grandes temas allí presentados. Durante siglos, el pueblo de Israel se
había estado separando de Dios, y había perdido de vista las verda-
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des preciosas que le habían sido confiadas. Estas verdades estaban
cubiertas por formas supersticiosas y ceremonias que ocultaban su
verdadero significado.
Cristo vino para sacar los escombros que habían obscurecido
su brillo. Las puso, como joyas preciosas, en un nuevo engaste.
Demostró que muy lejos de desdeñar la repetición de las verdades
antiguas y familiares, había venido para exponerlas en su verdadera
fuerza y belleza, cuya gloria nunca había sido discernida por los
hombres de su tiempo. Siendo él mismo el Autor de estas verdades
reveladas, podía dar a conocer a la gente su verdadero significado,
librándolas de las falsas interpretaciones y teorías adoptadas por los
dirigentes con el fin de adaptarlas a su propia condición profana,
destituida de espiritualidad y del amor de Dios. Hizo a un lado
aquello que había privado a estas verdades de vida y poder vital, y
las devolvió al mundo dotadas de toda su frescura y fuerza originales.
Si tenemos el Espíritu de Cristo y trabajamos con él, nos in-
cumbe llevar a cabo la obra que él vino a hacer. Las verdades de la
Biblia han vuelto a ser obscurecidas por la costumbre, la tradición y
las falsas doctrinas. Las enseñanzas erróneas de la teología popular
han hecho miles y miles de escépticos e incrédulos. Hay errores
e inconsecuencias que muchos denuncian como enseñanza de la
Biblia, que son realmente interpretaciones falsas de la Escritura,
adoptadas durante los tiempos de las tinieblas papales. Multitudes