Página 292 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
han sido inducidas a aceptar un concepto erróneo de Dios, así como
los judíos, extraviados por los errores y las tradiciones de su tiempo,
tenían un falso concepto de Cristo. Si le “hubieran conocido, nunca
hubieran crucificado al Señor de gloria.”
1 Corintios 2:8
. Nos incum-
be revelar al mundo el verdadero carácter de Dios. En vez de criticar
la Biblia, tratemos, por nuestros preceptos y ejemplo, de presentar al
mundo sus verdades sagradas y vivificadoras, a fin de que podamos
anunciar “las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a
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su luz admirable.”
1 Pedro 2:9
.
Los males que han ido penetrando gradualmente entre nosotros
han apartado imperceptiblemente a las personas y las iglesias de la
reverencia para con Dios, y las han privado del poder que él desea
darles.
Hermanos míos, dejemos que la Palabra de Dios se destaque tal
cual es. No se atreva la sabiduría humana a disminuir la fuerza de
una sola declaración de las Escrituras. La solemne denuncia que hay
en el Apocalipsis debe ser una advertencia contra una actitud tal.
En nombre de mi Maestro, os ruego: “Quita tus zapatos de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”
Éxodo 3:5
.
* * * * *
La Biblia, con sus preciosas gemas de verdad no fué escrita
solamente para el erudito, sino que, al contrario, estaba destinada al
pueblo común; y la interpretación dada por el pueblo común, cuando
tiene la ayuda del Espíritu Santo, es la que concuerda mejor con
la verdad tal cual está en Jesús. Las grandes verdades necesarias
para la salvación quedan tan claras como el mediodía; y nadie se
equivocará ni se extraviará, sino aquellos que sigan su propio juicio
en vez de la voluntad de Dios claramente revelada
* * * * *
Vi que quienes lo deseen pueden tener bastante motivo para
dudar de la inspiración y la verdad de la Palabra de Dios. Dios no
obliga a nadie a creer. Pueden preferir confiar en las evidencias que
le plugo dar, o dudar y perecer
Testimonios para la Iglesia 5:331 (1885)
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Testimonios para la Iglesia 1:427 (1864)
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