Página 300 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
tiempo a la oración, para que las vestiduras de nuestro carácter sean
lavadas y emblanquecidas en la sangre del Cordero.
Debemos, en forma especial, y con fe inquebrantable, pedir a
Dios que dé ahora a su pueblo gracia y poder. No creemos que haya
llegado plenamente el tiempo en que han de restringirse nuestras
libertades. El profeta vió “cuatro ángeles que estaban sobre los
cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra,
para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre
ningún árbol.” Otro ángel, que ascendía desde el oriente, clamó a
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ellos diciendo: “No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles,
hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.”
Apocalipsis 7:1, 3
. Esto señala la obra que tenemos que hacer ahora.
Una gran responsabilidad incumbe a los hombres y mujeres que oran
en todo el país, para que pidan a Dios que rechace la nube del mal,
y nos conceda algunos años más de gracia en que trabajar para el
Maestro. Clamemos a Dios para que sus ángeles retengan los cuatro
vientos hasta que los misioneros sean enviados a todas partes del
mundo y proclamen la amonestación contra los que desobedecen la
ley de Jehová.
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