Página 347 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los congresos
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En los días de Cristo vastas muchedumbres provenientes de
todos los países asistían a estas fiestas, y si las hubiesen observado
como Dios quería, con espíritu de verdadero culto, la luz de la verdad
podría haber sido dada por su intermedio a todas las naciones del
mundo.
Los que residían lejos del tabernáculo debían ocupar más de un
mes cada año para asistir a estas santas convocaciones. El Señor vió
que estas reuniones eran necesarias para la vida espiritual de su pue-
blo. Las necesitaban para ser apartados de los cuidados mundanales,
para comulgar con Dios y contemplar las realidades invisibles.
Si los hijos de Israel necesitaban el beneficio de estas santas
convocaciones en su tiempo, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros
en estos últimos días de peligro y conflicto! Y si los habitantes del
mundo necesitaban entonces la luz que Dios había confiado a su
iglesia, ¡cuánto más la necesitan ahora!
Este es el momento en que cada uno debe subir en auxilio de
Jehová contra los poderosos. Las fuerzas del enemigo se están vi-
gorizando, y se calumnia a nuestro pueblo. Deseamos que la gente
llegue a conocer nuestras doctrinas y nuestra obra. Queremos que
sepan lo que somos y lo que creemos. Debemos penetrar en su cora-
zón. Ocupe el ejército de Jehová el terreno para representar la obra
y causa de Dios. No presentemos excusas. El Señor nos necesita.
El no hace su obra sin la cooperación del agente humano. Id al
congreso aun cuando ello os cueste un sacrificio. Id con la voluntad
de trabajar. Y haced todo esfuerzo posible por inducir a vuestros
amigos a ir, no en vuestro lugar, sino con vosotros, para estar de
parte del Señor y obedecer sus mandamientos. Ayudad a aquellos
que tienen interés en asistir, proveyéndoles, si es necesario, alimento
y alojamiento. Os acompañarán los ángeles enviados para ministrar
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a los que han de heredar la salvación. Dios hará grandes cosas por
su pueblo. Bendecirá todo esfuerzo hecho para honrar su causa y
hacer progresar su obra.
La preparación del corazón
En estas reuniones debemos recordar siempre que hay dos fuer-
zas que obran. Se está riñendo una batalla que los ojos humanos
no ven. El ejército del Señor está en el terreno procurando salvar