Página 364 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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La obra pro temperanci
En nuestra obra debe dedicarse más atención a la reforma pro
temperancia. Todo deber que exige reforma entraña arrepentimiento,
fe y obediencia. Significa elevar el alma a una vida nueva y más
noble. De modo que toda verdadera reforma tiene su lugar en la
obra del mensaje del tercer ángel. Especialmente la reforma pro
temperancia exige nuestra atención y apoyo. En nuestros congresos
debemos llamar la atención a esta obra y hacer de ella un asunto
de viva importancia. Debemos presentar a la gente los principios
de la verdadera temperancia y solicitarle que firme la promesa de
abstinencia. Debe dedicarse atención especial a los que están escla-
vizados por los malos hábitos. Debemos conducirlos a la cruz de
Cristo.
Nuestros congresos deben recibir la visita y la colaboración de
los médicos. Deben ser éstos hombres de sabiduría y juicio sano,
hombres que respeten el ministerio de la Palabra, y que no sean víc-
timas de la incredulidad. Son los guardianes de la salud del pueblo, y
deben ser reconocidos y respetados. Deben dar instrucción a la gente
acerca de los peligros de la intemperancia. En lo futuro este mal
deberá combatirse más audazmente que en lo pasado. Los ministros
y los médicos deben presentar los males de la intemperancia. Ambas
clases deben trabajar en el Evangelio con poder para condenar el
pecado y ensalzar la justicia. Los ministros o médicos que no dirigen
llamamientos personales a la gente son remisos en su deber. No
cumplen la obra que Dios les ha asignado.
En otras iglesias hay cristianos que se destacan en defensa de
los principios de la templanza. Debemos procurar acercarnos a estos
obreros y preparar el terreno para que nos acompañen. Debemos in-
vitar a hombres grandes y buenos a que secunden nuestros esfuerzos
por salvar lo que se ha perdido.
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Si llevásemos adelante la obra pro temperancia como se inició
hace treinta años; si en nuestros congresos presentáramos a la gente
Testimonios para la Iglesia 6:110, 111 (1900)
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