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Joyas de los Testimonios 2
cirá, y te multiplicará.... Bendito serás más que todos los pueblos.”
Deuteronomio 7:6-14
.
“A Jehová has ensalzado hoy para que te sea por Dios, y para an-
dar en sus caminos, y para guardar sus estatutos y sus mandamientos
y sus derechos, y para oír su voz: y Jehová te ha ensalzado hoy para
que le seas su peculiar pueblo, como él te lo ha dicho, y para que
guardes todos sus mandamientos; y para ponerte alto sobre todas las
gentes que hizo, para loor, y fama, y gloria; y para que seas pueblo
santo a Jehová tu Dios, como él ha dicho.”
Deuteronomio 26:17-19
.
Fundados en los principios bíblicos
En estas palabras, se presentan las condiciones de toda verda-
dera prosperidad, condiciones con las cuales deben conformarse
todas nuestras instituciones, si cumplen el propósito con que fueron
establecidas.
El Señor me dió, años ha, luz especial acerca del establecimiento
de una institución donde los enfermos pudiesen ser tratados de
manera completamente diferente de las seguidas en cualquier otra
institución de nuestro mundo. Debía fundarse y dirigirse según los
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principios bíblicos, como instrumento del Señor, y debía ser en sus
manos uno de los agentes más eficaces para dar luz al mundo. El
propósito de Dios era que se destacase en capacidad científica, poder
moral y espiritual, como fiel centinela de la reforma en todos sus
aspectos. Todos los que desempeñaran una parte en ella, debían ser
reformadores, que respetasen sus principios, y prestasen atención a
la luz de la reforma pro salud que resplandece sobre nosotros como
pueblo.
Dios quiso que la institución que se estableciera se destacase
como faro de luz, amonestación y reproche. Quería probar al mundo
que una institución guiada por principios religiosos y que ofrecía
asilo a los enfermos, podía sostenerse sin sacrificar su carácter pecu-
liar y santo; que podía ser mantenida exenta de toda fase censurable
hallada en otras instituciones dedicadas a la recuperación de la salud.
Había de ser un instrumento para producir grandes reformas.
El Señor reveló que la prosperidad del sanatorio no debía de-
pender sólo del conocimiento y la habilidad de sus médicos, sino
del favor de Dios. Debía ser reconocido como institución donde