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Joyas de los Testimonios 2
como el gran Médico, para sanar las heridas que el pecado había
hecho en la familia humana, y su Espíritu, obrando por medio de
sus siervos, imparte a los enfermos del pecado, a los dolientes seres
humanos, un intenso poder curativo, eficaz para el cuerpo y el alma.
“En aquel tiempo—dice la Escritura—habrá manantial abierto para
la casa de David y para los moradores de Jerusalén, para el pecado y
la inmundicia.”
Zacarías 13:1
. Las aguas de este manantial sanarán
las debilidades físicas y espirituales.
Desde este manantial fluye el caudaloso río que vió Ezequiel en
visión. “Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán a la
llanura, y entrarán en la mar: y entradas en la mar, recibirán sanidad
las aguas. Y será que toda alma viviente que nadare por donde quiera
que entraren estos dos arroyos, vivirá.... Y junto al arroyo, en su
ribera de una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja
nunca caerá, ni faltará su fruto: a sus meses madurará, porque sus
aguas salen del santuario: y su fruto será para comer, y su hoja para
medicina.”
Ezequiel 47:8-12
.
Dios quiere que nuestros sanatorios sean, en virtud de su poder,
un río tal de vida y curación.
* * * * *
Nuestros sanatorios han de revelar al mundo la benevolencia del
cielo; y aunque no se discierna en el edificio la presencia visible de
Cristo, los obreros pueden aferrarse a la promesa: “He aquí, yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Mateo 28:20
.
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