Página 452 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
Lejos y cerca, no sólo entre los jóvenes sino entre los de cualquier
edad, hay almas sumidas en la pobreza, la angustia y el pecado, a
quienes abruma un sentimiento de culpabilidad. Es obra de los
siervos de Dios buscar estas almas, orar con ellas y por ellas, y
conducirlas paso a paso al Salvador.
Pero los que no reconocen los requerimientos de Dios no son los
únicos que están en angustia y necesidad de ayuda. En el mundo ac-
tual, donde predominan el egoísmo, la codicia y la opresión, muchos
de los verdaderos hijos de Dios están en menester y aflicción. En
lugares humildes y miserables, rodeados por la pobreza, enfermedad
y culpabilidad, muchos están soportando pacientemente su propia
carga de dolor y tratando de consolar a los desesperados y pecadores
que los rodean. Muchos de ellos son casi desconocidos de las igle-
sias y los ministros; pero son luces del Señor que resplandecen en
medio de las tinieblas. El Señor los cuida en forma especial e invita
a su pueblo a ayudarles a aliviar sus necesidades. Dondequiera que
haya una iglesia, debe dedicarse atención especial a buscar esta clase
y atenderla.
El trabajo por las clases superiores
Y mientras trabajemos por los pobres, debemos dedicar aten-
ción también a los ricos, cuyas almas son igualmente preciosas a la
vista de Dios. Cristo obraba en favor de todos los que querían oír
su palabra. No buscaba solamente a los publicanos y parias, sino
al fariseo rico y culto, al noble judío y al gobernante romano. El
rico necesita que se trabaje por él con amor y temor de Dios. Con
demasiada frecuencia confía en sus riquezas, y no siente su peligro.
Los bienes mundanales que el Señor ha confiado a los hombres, son
con frecuencia una fuente de gran tentación. Miles son inducidos así
a prácticas pecaminosas que los confirman en la intemperancia y el
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vicio. Entre las miserables víctimas de la necesidad y el pecado se
encuentran muchos que poseyeron en un tiempo riquezas. Hombres
de diferentes vocaciones y posiciones en la vida, han sido vencidos
por las contaminaciones del mundo, por el consumo de bebidas al-
cohólicas, por la complacencia de las concupiscencias de la carne, y
han caído bajo la tentación. Mientras que estos seres caídos excitan
nuestra compasión y reciben nuestra ayuda, ¿no debiera dedicarse