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Joyas de los Testimonios 2
la presencia de Cristo en el alma, trabajen por los que, deslumbrados
por el brillo de las riquezas terrenales, no ven la gloria del tesoro
celestial.
Estudien los obreros la Biblia con ellos, grabando en sus cora-
zones las verdades sagradas. Léanles las palabras de Dios: “Mas
de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención.” “Así
dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía
se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese
en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme,
que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio, y justicia en la
tierra: porque estas cosas quiero, dice Jehová.” “En el cual tenemos
redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de
su gracia.” “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
1 Corintios 1:30
;
Jeremías
9:23, 24
;
Efesios 1:7
;
Filipenses 4:19
.
Una súplica tal, hecha con el espíritu de Cristo, no será conside-
rada impertinente. Impresionará a muchos de los que pertenecen a
las clases superiores.
Por esfuerzos hechos con sabiduría y amor, más de un hombre
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rico será despertado hasta el punto de sentir su responsabilidad para
con Dios. Cuando se les haga entender claramente que el Señor
espera que ellos alivien como representantes suyos a la humanidad
doliente, muchos responderán y darán de sus recursos y su simpatía
para beneficio de los pobres. Cuando sus mentes sean así apartadas
de sus propios intereses egoístas, muchos serán inducidos a entre-
garse a Cristo. Con sus talentos de influencia y recursos se unirán
gozosamente en la obra de beneficencia con el humilde misionero
que fué agente de Dios para su conversión. Por el uso correcto de su
tesoro terrenal se harán “tesoro en los cielos que nunca falta; donde
ladrón no llega, ni polilla corrompe.” Se asegurarán el tesoro que la
sabiduría ofrece, “sólidas riquezas, y justicia.”
Proverbios 8:18
.
* * * * *
Al observar nuestra vida, los habitantes del mundo se forman
su opinión de Dios y de la religión de Cristo. Todos los que no
conocen a Cristo necesitan que los principios elevados y nobles de