Página 476 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
acerca de ellos? Os digo que los defenderá presto.” “Porque juicio
sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia.”
Lucas 18:7, 8
;
Santiago 2:13
. El Señor nos ordena: “A los pobres
errantes,” mete “en casa.”
Isaías 58:7
. El cristianismo debe propor-
cionar padres y madres y casas a estos indigentes. La compasión
hacia la viuda y el huérfano, manifestada en las oraciones y los
actos correspondientes, será recordada delante de Dios y al fin será
recompensada.
Un amplio campo de utilidad espera a todos los que quieran
trabajar por el Maestro, cuidando a estos niños y jóvenes que han sido
privados de la dirección vigilante de sus padres, y de la influencia
subyugadora de un hogar cristiano. Muchos de ellos han heredado
malas características, y si se los deja crecer en la ignorancia, se
desviarán hacia compañías que pueden conducirlos al vicio y el
crimen. Estos niños poco promisorios necesitan que se los coloque
en una posición favorable para la formación de un carácter correcto,
a fin de que puedan llegar a ser hijos de Dios.
Vosotros que profesáis ser hijos de Dios, ¿estáis cumpliendo
vuestro deber en lo que respecta a enseñar a éstos que tanto ne-
cesitan que se les enseñe pacientemente a ir al Salvador? ¿Estáis
desempeñando vuestra parte como fieles siervos de Cristo? ¿Esta-
mos custodiando a estas mentes que todavía no se han formado, y
que tal vez no estén bien equilibradas, con el mismo amor que Cristo
manifestó hacia nosotros? El alma de los niños y de los jóvenes
está en mortífero peligro si se los abandona a sí mismos. Necesitan
instrucción paciente, amor y tierno cuidado cristiano.
Si no hubiese revelación que señalase nuestro deber, el mismo
espectáculo que ven nuestros ojos, y lo que sabemos del inevitable
desarrollo de la causa al efecto, deberían inducirnos a rescatar a
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estos infortunados. Si los miembros de la iglesia quisieran dedicar
a esta obra la energía, el tacto y la habilidad que emplean en los
negocios comunes de la vida, si pidiesen sabiduría a Dios y procura-
sen fervorosamente amoldar estas mentes indisciplinadas, podrían
rescatarse muchas almas que están a punto de perecer.
Si los padres sintiesen por la salvación de sus propios hijos la
solicitud que debieran sentir, si los llevasen al trono de la gracia en
sus oraciones y viviesen de acuerdo con sus oraciones, sabiendo que
Dios quiere cooperar con ellos, podrían tener éxito en su trabajo