La Escuela Sabátic
El blanco más elevado
El objeto de la escuela sabática debe ser ganar almas. Puede ser
impecable la manera de trabajar, y el equipo disponible lo mejor que
se pueda desear; pero si los niños y los jóvenes no son conducidos
a Cristo, la escuela fracasa; porque a menos que las almas sean
llevadas a Cristo, se vuelven cada vez menos impresionables bajo
la influencia de una religión formalista. El maestro debe cooperar
mientras llama a la puerta del corazón de aquellos que necesitan
ayuda. Si los alumnos responden a la súplica del Espíritu y abren la
puerta del corazón para que entre Jesús, él abrirá su entendimiento
a fin de que comprendan las cosas de Dios. La obra del maestro es
sencilla, pero si se hace con el Espíritu de Jesús, la operación del
Espíritu de Dios le añadirá profundidad y eficiencia.
Debe hacerse mucha obra personal en la escuela sabática. No
se reconoce ni se aprecia debidamente la necesidad de esta clase
de obra. Con un corazón lleno de gratitud por el amor que Dios
impartió a su alma, el maestro debe trabajar tierna y fervientemente
por la conversión de sus alumnos.
¿Qué evidencia podemos dar al mundo de que la obra de la
escuela sabática no es simple simulación de piedad? Se la juzgará
por sus frutos. Será estimada por el carácter y la obra de sus alumnos.
En nuestras escuelas sabáticas, se les confiará a los jóvenes cristianos
responsabilidades para que desarrollen su capacidad y adquieran
poder espiritual. Entréguense primero los jóvenes a Dios, y luego
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enséñeseles en sus tiernos años a trabajar para ayudar a otros. Esta
obra ejercitará sus facultades y les permitirá aprender a planear y
ejecutar sus planes para bien de sus compañeros. Busquen ellos
NOTA: Las declaraciones que forman este capítulo fueron escritas en los años 1889-
1892, y se publicaron primero en el
Sabbath School Worker
(El Auxiliar de la Escuela
Sabática) y otros periódicos. Han sido entresacadas de la compilación titulada
“Counsels
on Sabbath School Work,”
(1938) cuyas páginas se mencionan en las referencias.—F. P.
W.
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