Página 527 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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La hospitalidad
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Cristo nos ordena: “Dadles vosotros de comer.” Hemos de impartir
lo que tenemos; y a medida que demos, Cristo cuidará de que nuestra
necesidad sea suplida.
En relación con esto, leamos la historia de la viuda de Sarepta.
A esta mujer que vivía en tierra pagana Dios envió a su siervo en
tiempo de hambre para que le pidiese alimento. “Y ella respondió:
Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que solamente
un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una
botija: y ahora cogía dos serojas, para entrarme y aderezarlo para
mí y para mi hijo, y que lo comamos, y nos muramos. Y Elías le
dijo: No hayas temor; ve, haz como has dicho: empero hazme a
mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza,
y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová
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Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la harina no escaseará, ni
se disminuirá la botija del aceite, hasta aquel día que Jehová dará
lluvia sobre la haz de la tierra. Entonces ella fué, e hizo como le dijo
Elías; y comió él, y ella y su casa, muchos días.”
Admirable fué la hospitalidad manifestada al profeta de Dios, por
esta mujer fenicia, y admirablemente fueron recompensadas su fe y
generosidad. “Y comió él, y ella y su casa, muchos días. Y la tinaja
de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a
la palabra de Jehová que había dicho por Elías. Después de estas
cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa, y la
enfermedad fué tan grave, que no quedó en él resuello. Y ella dijo a
Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿has venido a mí para
traer en memoria mis iniquidades, y para hacerme morir mi hijo?
Y él le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y
llevólo a la cámara donde él estaba, y púsole sobre su cama. ... Y
midióse sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová. ... Y Jehová oyó
la voz de Elías, y el alma del niño volvió a sus entrañas, y revivió.
Tomando luego Elías al niño, trájolo de la cámara a la casa, y diólo
a su madre, y díjole Elías: Mira, tu hijo vive. Entonces la mujer dijo
a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra
de Jehová es verdad en tu boca.”
1 Reyes 17:12-24
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