Una súplica
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cualesquiera consideraciones mundanales, o aun todas ellas, antes
que poner en peligro las almas preciosas confiadas a vuestro cuidado.
Serán asaltadas por tentaciones, y se les debe enseñar a arrostrarlas;
pero es vuestro deber suprimir toda influencia, romper todo hábito,
cortar todo vínculo que os impidan realizar la entrega más libre,
abierta y cordial de vosotros mismos y vuestras familias a Dios.
En vez de la ciudad atestada, buscad algún lugar retraído, donde
vuestros hijos estarán, hasta donde se pueda, protegidos de la tenta-
ción, y allí educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera
así las causas que condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma:
“Soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus
hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso.”
Eze-
quiel 16:49
. Todos los que quieran escapar a la suerte de Sodoma,
deben rehuir la conducta que trajo los juicios de Dios sobre aquella
ciudad perversa.
Hermanos míos, estáis despreciando los más sagrados requeri-
mientos de Dios porque descuidáis el consagraros vosotros y vues-
tros hijos a él. Muchos de vosotros estáis descansando en una falsa
seguridad, absortos en intereses egoístas, y atraídos por los tesoros
terrenales. No teméis mal alguno. El peligro parece estar muy lejos.
Llegaréis engañados y seducidos a vuestra ruina eterna, a menos que
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os despertéis y con penitencia y profunda humillación, volváis al
Señor.
Una y otra vez se os ha dirigido la voz del cielo. ¿Le obedeceréis?
¿Escucharéis al Testigo fiel que os aconseja procurar el oro probado
en el fuego, la vestidura blanca y el colirio? El oro es la fe y el
amor; la vestidura blanca es la justicia de Cristo; el colirio es el
discernimiento espiritual que os habilitará para rehuir los ardides
de Satanás, para notar el pecado y aborrecerlo; para ver la verdad y
obedecerla.
El letargo mortífero del mundo paraliza vuestros sentidos. El
pecado ya no os parece repulsivo porque Satanás os ha enceguecido.
Pronto se han de derramar los juicios de Dios sobre la tierra. “Escapa
por tu vida” (
Génesis 19:17
), es la amonestación de los ángeles
de Dios. Se oyen otras voces que dicen: “No os excitéis; no hay
causa de alarma especial.” Los que se sienten cómodos en Sión
claman: Paz y seguridad, mientras que el cielo declara que una
rápida destrucción está por sobrecoger al transgresor. Los jóvenes,